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11/01/2002
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Temor por regreso de divisiones 
en el seno de Afganistán

PESHAWAR (Paquistán), 11 de enero ().—El regreso a Afganistán de cuatro jefes tribales, considerados "señores de las guerras", preocupa a las autoridades locales por una eventual vuelta a las luchas tribales. El miedo perturba la paz y amenaza con dividir en feudos a clanes hostiles entre ellos.

Entre los viejos líderes mujaidines y notables locales, hay quienes se recortaron un poder sin ley, mientras las tropas terrestres quedan libradas a la arbitrariedad de bandas armadas, dice un reporte de la agencia ANSA.

Muchos de los nuevos feudales fueron protagonistas de los enfrentamientos intestinos que en la primera mitad de los años '90 arrojaron Afganistán al caos, abriendo el camino a los talibanes y permitiendo sumar un relativo consenso popular.

Los más destacados de estos jefes tribales son cuatro, quienes se dividen el territorio.

En Kandahar, sur del país, ex bastión del mullah Omar, volvió a gobernar Haji Gul Agha, veterano de la guerra con los soviéticos, de etnia pastún.

Como demostraron los disparos del jueves cerca del campo estadounidense, todavía no logró garantizar la seguridad en su territorio, devastado como ninguno otro y camino de los talibanes dispersos.

A despecho del apoyo recibido por Estados Unidos, irritó a Washington al extender la amnistía aprobada por el titular del gobierno provisorio, Hamid Karzai, para talibanes de rangos inferiores a algunos ex ministros del régimen depuesto.

En Jalalabad, centro-este, donde las bandas armadas volvieron a dominar y los campos a llenarse de plantas de opio, el gobernador es otro pastún, Haji Abdul Qadeer.

Qadeer está obligado a compartir su poder con otros dos comandantes mujaidines, Hazrat Ali y Mohammad Zaman.

Entre las milicias respectivas tampoco faltó cierto choque, uno de los últimos ocurrido hace tres días, que causó seis muertos.

El gobernador es una persona rebelde, apartada del gobierno central, y su hermano está sospechado de haber favorecido la fuga de una caravana de Al Qaida a Pakistán a cambio de dinero.

En Mazar-i-Sharif, norte afgano, la etnia dominante de esa provincia, la uzbeka, fue testigo del regreso del general Abdul Rashid Dostum.

También allí se registraron actos de insubordinación, denuncias de violencias contra los prisioneros talibanes y contra representantes locales minoritarias no uzbekas.

Dostum, que aceptó el cargo de viceministro de Defensa a nivel nacional, adoptó —como es su costumbre— una postura hacia los derechos de la mujeres, la más liberal de todo el país.

En Herat, la ciudad más antigua, situada al oeste, reabrió las puertas a Ismail Khan, último heredero de una poderosa familia local, veterano de la "jihad" anti-soviética.

Pertenece a la tribu tajika, aparentemente fiel a los chiítas, y también se sometió al gobierno de Karzai. En su territorio actúa como un califa autónomo.

11/01/2002

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