Protestas no cesan en Argentina

BUENOS AIRES, 10 de enero.— Por segundo día consecutivo se realizaron hoy "cacerolazos", cortes de ruta y otras protestas en Buenos Aires y varias provincias argentinas, mientras el presidente Eduardo Duhalde advertía que descender un escalón más en la crisis sería "un baño de sangre", reportó ANSA.

"Los que han quedado afuera de toda relación económica, política, social, educativa, cultural y laboral empiezan a ver en cada incluido (en el sistema) a su adversario, a su enemigo", dijo Duhalde, al hablar ante un grupo de organizaciones no gubernamentales (ONGs) en la residencia presidencial de Olivos, cercana a la capital.

Las protestas populares, que han seguido registrándose en forma esporádica y aislada, se agudizaron en las últimas 48 horas.

Una manifestación de médicos y trabajadores de la salud rodeó este mediodía el palacio del Congreso para alertar por el desabastecimiento de medicamentos y reclamar que les paguen el aguinaldo y los sueldos atrasados del mes de diciembre.

También salarios impagos de noviembre y diciembre exigían los trabajadores estatales de San Juan, a 1 150 kilómetros de Buenos Aires, que cortaron las calles e interrumpieron el tránsito frente a los edificios de distintas reparticiones públicas.
En Neuquén, a 1 215 kilómetros al suroeste de la capital, grupos especiales de la policía reprimieron a jóvenes desocupados que desde el miércoles mantenían un corte sobre la ruta 7 para exigir puestos de trabajo.

En Viedma, a 970 kilómetros al sur, médicos y empleados de clínicas privadas irrumpieron en el recinto de la legislatura provincial de Río Negro con un "cacerolazo" para reclamar el pago de la abultada deuda que la obra social estatal mantiene con los prestadores privados y que amenaza con generar cierres de empresas.

Los cortes de ruta también se están registrando hoy en algunas localidades de la provincia de Buenos Aires cercanas a la capital federal por grupos que exigen puestos de trabajo.

En Buenos Aires, según AFP, se produjo una protesta dramática, pues se trató de enfermos de diabetes que reclamaban una inmediata solución a la escasez de insulina, de la cual culparon a los laboratorios que retienen el medicamento para luego aumentar los precios.