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07/01/2002
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El Salvador

Dolarización + desempleo = neoliberalismo

ORLANDO ORAMAS LEÓN

Un año después de que entrara en vigor en El Salvador la política de dolarización económica, la mayoría de la población aún está a la espera de los beneficios prometidos por el gobierno de Francisco Flores, mientras muchos analistas siguen con preocupación las secuelas que en Argentina provocaron medidas de igual corte neoliberal.

El primero de enero pasado se cumplió un año de vigencia de la llamada Ley de Integración Monetaria (LIM), que dio curso legal a la divisa norteamericana y la decretó como unidad del sistema financiero nacional.

Si bien el tiempo transcurrido no es mucho para hacer conclusiones a fondo, para varios expertos lo cierto es que los objetivos no se han cumplido, en particular respecto al crecimiento de la economía local, que apenas creció en el 2%, por debajo de los estimados oficiales.

Y aunque el dólar constituye el 51% de la masa circulante en El Salvador, ello no ha impactado en la industria y la agricultura, que se mantienen deprimidas y con sombrías proyecciones para el futuro.

La administración se vanagloria de haber reducido las tasas de interés bancarios, pero el crédito se ha estancado e incluso muchos productores aun deben pagar tasas superiores al 20%, con lo que se convierten en deudores y rehenes del capital financiero.

Para el diputado Schafik Handal, del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), "El Salvador lleva el mismo rumbo de Argentina por la política fiscal regresiva y de endeudamiento ilimitado".

Una visión parecida la comparte el empresario y ex ministro de Economía, Arturo Zablah, quien considera que la menor de las repúblicas centroamericanas camina hacia niveles de endeudamiento que en el 2004 podrían subir a un 40% del Producto Interno Bruto (PIB), y lo comparó con el débito argentino, que ocupa un 46% de su PIB.

Cifras oficiales sitúan la deuda externa local en 3 064 millones de dólares, lo que equivale al 30% del PIB. El Salvador mantiene una balanza comercial negativa, pues hasta octubre había importado casi el doble de lo que su economía colocó en el mercado internacional. Ello corrobora que el único soporte de la dolarización lo constituyen las remesas familiares de los salvadoreños en el extranjero, la principal fuente de divisas del país.

Las preocupaciones se escuchan también en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Centroamericana (UCA), que dirige la Orden de los Jesuitas. "Debemos tener gran cuidado, se ha concedido al gobierno una cantidad grande de préstamos y, por lo tanto, esto significa endeudamiento", declaró el sacerdote Francisco Ibizate, decano de esa facultad.

"Si los préstamos no se utilizan en forma eficiente para dinamizar la economía y se convierten en mayor deuda externa ineficiente, eso nos estaría acercando al drama argentino", enfatizó.

El gobierno prometió que el país sería más competitivo, pero a lo interno la dolarización se acompaña de una política de despidos que promete movilizaciones populares como respuesta.

Justo al año de ser implementada la Ley de Integración Monetaria, miles de trabajadores se despertaron con la noticia de que estaban despedidos de sus puestos en diversas instituciones estatales.

Más de 9 000 empleados públicos fueron despedidos de 13 carteras del Estado. El gobierno se escudó en recientes reformas a la Ley de Servicio Civil, las cuales dan potestad a los ministros para suprimir las plazas que consideren innecesarias.

Trece sindicatos de empleados estatales anunciaron acciones de protesta contra estas políticas. "Es tiempo que nosotros como salvadoreños despertemos y levantemos la cabeza para defender nuestro propio país porque se está quedando sin nada", declaró William Huezo, líder de la Asociación General de Empleados Públicos y Municipales.

Del otro lado, el gobierno ha reafirmado su plan de congelar hasta 14 000 plazas en este año, con lo que está dando el sello oficial a la paridad entre el dólar y el desempleo.

La paz, está demostrado, no trajo para la mayoría de los salvadoreños la solución a problemas que les llevaron a la guerra. Pero la política de dolarización, complemento a la estrategia neoliberal aplicada por las últimas administraciones del partido ARENA, atizan los ingredientes para eventuales estallidos sociales, que en la historia reciente de ese país fueron preludio para la insurrección popular.

07/01/2002

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