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Premio Nacional de la Enseñanza Artística 2001 Fernando Alonso, la esencia viva de la danza Pedro de la Hoz El Premio Nacional de la Enseñanza Artística 2001 ganó una altura extraordinaria al concedérsele ayer a Fernando Alonso, maestro de maestros, esencia viva de la danza cubana.
La labor de Fernando se ha hecho patente no solo en esa institución insignia de la cultura cubana que es el Ballet Nacional de Cuba, sino también en el ballet de Camagüey, que bajo su dirección alcanzó un nivel internacional de primera línea, y en compañías danzarias mexicanas, cuyos bailarines se han nutrido de sus enseñanzas. Próximo a cumplir 87 años —será el próximo 29 de diciembre—, el maestro acude día tras día, a primera hora, a la sede de la nueva Escuela de Ballet, sube ágilmente sus empinadas escaleras, asesora programas e interviene directamente en el proceso docente, continúa sistematizando con impresionante lucidez la transmisión de sus conocimientos danzarios, y siente cómo todavía está lejos la hora del reposo, mientras tenga esa arrolladora fuerza que le une a su misión y a su Patria. Este Premio es el máximo
reconocimiento que otorga el Ministerio de Cultura a quienes han
consagrado sus vidas al ejercicio de la pedagogía vinculada a las ramas
del arte, y ha sido prestigiado por figuras de relieve como el guitarrista
Isaac Nicola, la historiadora del arte Rosario Novoa y el percusionista
Domingo Aragú. |
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Fundador,
junto a Alicia, de la mundialmente reconocida Escuela Cubana de Ballet,
Fernando ha desempeñado en la prodigiosa evolución de esta un papel
formador por excelencia y ello fue exaltado en la velada efectuada en el
teatro Amadeo Roldán, en la que recibió el galardón por parte del
ministro de Cultura, Abel Prieto.
