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![]() Juan Manuel Márquez El segundo jefe del Granma PEDRO A. GARCIA Lo conoció en el rotativo El Sol, a fines de la década del 40. En aquellos años, Juan Manuel Márquez compartía su tiempo entre la labor periodística y la actividad política, como el más destacado dirigente de la Ortodoxia en Marianao. "El prácticamente dirigía el diario, era una especie de Jefe de Información y además, escribía un artículo detrás del otro", dice el hoy editor del Centro de Estudios Martianos, Imeldo Álvarez, quien se iniciaba entonces como redactor y reportero. "Juan Manuel tenía un carácter muy tratable. Jaranero, sonriente siempre, le gustaba hacer chistes, sabía captarse la simpatía de los que lo rodeaban, pero era muy puntilloso en problemas de principio. Era incorruptible, no había arreglo con él aunque pasara hambre". "Tenía un alto sentido de la dignidad, ni se alquilaba ni se vendía; de una intransigencia revolucionaria tremenda". En opinión del entrevistado, desempeñó un gran papel su formación hogareña. "Su madre, una excelente maestra, lo forma intelectualmente, le inculca hábitos de lectura. El padre, torcedor, le crea un sentido obrero de las relaciones humanas y las relaciones sociales".
Cuando Imeldo lo conoció, ya Juan Manuel tenía un largo historial como revolucionario. "No olvides que nació en julio de 1915 y a los 15 años era notablemente conocido por su enfrentamiento a la tiranía machadista. Empezó sus luchas políticas desde posiciones radicales, estuvo muy vinculado al Ala Izquierda Estudiantil".
"Cuando el machadato lo metieron preso en el Castillo de Príncipe, incluso lo mandaron para Isla de Pinos sin tener la edad suficiente porque era muy rebelde. Durante muchos años fue presidente de la Asociación de estudiantes del Instituto de Marianao, todos los estudiantes de Segunda Enseñanza de la ciudad tenían una admiración profunda por él". UN PERIODISMO DE COMBATE Se le conoce mucho como dirigente político para lo cual empleaba muy bien sus cualidades intelectuales y el periodismo. "A los 17 años fundó su primer periódico, El Radical. Y después funda en 1933, Catapulta. Lo escribía, lo repartía, era una cosa tremenda". Pero no solo se distinguió por el uso de la prensa plana como arma política. "Tenía espacios en la COCO, con Guido García Inclán, y en otras emisoras radiales de La Habana". Dicen que cuando hablaba por la COCO, solía relatar lo que decían el Diario de la Marina, Información y otros diarios de la época. Y después los refutaba. Añade Imeldo: "Si tú lo oías, parecía que estaba leyendo su comparecencia, la gente decía: qué trabajo más lindo leyó Juan Manuel Márquez, y en realidad era improvisado, y le daba respuesta a lo que decían los periódicos de la época". Orador extraordinario, en el enfrentamiento político sabía captar las masas y electrizar a la gente. "Solo necesitaba un taburete, un banco y ahí te echaba el discurso. La voz de él era muy vibrante, manejaba muy bien los altos y bajos del discurso, pero parecía que siempre estaba leyendo, por su seguridad en las oraciones, la sintaxis". Mostraba gran preocupación por la cultura. "Logró que se creara en Marianao el premio periodístico César Sampedro, que el municipio tuviera biblioteca, era defensor de los museos y su vinculación con las escuelas, de la existencia de una banda de música. Defendía la vida cultural de la ciudad con la idea y la acción política". DESPUÉS DEL GOLPE "Cuando Batista dio el golpe Juan Manuel nos dijo: ya mi vida cambió, es otra de aquí en adelante. Y de verdad que lo fue. Decía que a partir de entonces (1952) la juventud cubana tendría oportunidad de realizar los sueños de emprender la lucha por la Revolución". Se incorporó a la lucha insurreccional, primero con Armando Hart y Faustino Pérez en el MNR de Rafael García Bárcenas. "No sé con que ingeniero se empató e hizo una emisora de radio clandestina, se oía en todo Marianao y hasta en Punta Brava. La policía la buscaba afanosamente. Una vez lo rodearon en La Lisa, donde tenía la planta y Juan Manuel se les fue delante de ellos por la puerta y no lo reconocieron , no lo pudieron prender". En una ocasión lo maltrataron de manera muy seria. "En la calle céntrica de Mariano, la policía se lo llevó preso y lo apaleó duramente. Lo desbarataron y hubo que llevarlo para la clínica Santa Emilia. Fidel acababa de salir de prisión (1955) y fue a verlo. Juan Manuel admiraba profundamente a Fidel. Ambos llegaron a congeniar mucho, tenían plena coincidencia en sus ideas, por algo fue el segundo en la expedición del Granma". "Samuel Urra y otros compañeros del periódico fuimos también para tomarle fotos y publicarlo en el diario. Y había que ver a Juan Manuel, con lo apaleado que estaba, con la cara vendada, el análisis afilado que hizo sobre la situación del país y las posibilidades de victoria de la Revolución. A mí me dolió siempre no haber podido grabar sus palabras". Ya estaba decidida su partida para México, desde donde, junto con Fidel, prepararía la expedición del Granma. "Esa (en la clínica) fue la última imagen que me quedó de él". Tras la dispersión de Alegría de Pío, Juan Manuel Márquez fue asesinado por la soldadesca batistiana el 15 de diciembre de 1956. |
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