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05/12/2001
Portada de hoy

Argentina y el callejón sin salida

Joaquín Rivery

Foto: LIBORIO NOVALSi algo hay que sentir por los argentinos es lástima. Su situación es terrible con la inestabilidad política, un desempleo brutal como testigo del empobrecimiento en expansión, una crisis económica de tres años con cifras negativas, una deuda externa asfixiante y otros ingredientes que hablan de un polvorín social con la mecha prendida.

"Ni De la Rúa ni Cavallo dan ya la talla política" es la afirmación del periódico madrileño El País para referirse al Presidente y al Ministro de Economía de Argentina. Y esa es, grosso modo, la impresión dejada por varios años de dos gobiernos consecutivos incapaces de sacar al país de la espiral derrotista en que lo sumió la aplicación de las políticas neoliberales más puras.

Randy Alonso presentó anoche una Mesa Redonda que necesariamente tenía que hacer comentarios afilados al tratar el tema de la política económica neoliberal desarrollada en Argentina, que parece encontrarse en un callejón sin salida.

La crisis es realmente muy vieja —recordó Osvaldo Martínez, director del Centro de Investigaciones de la Economía Mundial (CIEM)—, pero, sobre todo, los males se intensifican en los últimos diez años hasta que se verifica la "hazaña" del neoliberalismo de destrozar a un país y a una sociedad.

Los dos gobiernos de Carlos Menem fueron de aplicación ortodoxa de las políticas neoliberales, con apertura hacia la dolarización y confesas "relaciones carnales" con Estados Unidos, privatizaciones en gran escala y aperturas infinitas que fueron seguidas luego por el gobierno actual.

La recesión actual comenzó en 1998 y a partir de ahí la nación no ha vuelto a crecer, con déficits comerciales crecientes, desaparición de sectores completos de la industria por traslado hacia Brasil o cierres por quiebras de miles y miles de empresas, y generación de 2 000 nuevos pobres cada 24 horas.

La raíz de los problemas financieros argentinos está en la llamada convertibilidad, que establece la necesidad de que entre al país un dólar por cada peso que circula en la sociedad, lo que implica una fuerte dependencia externa. Así lo consideró Ana Mary Nieto, del Banco Nacional de Cuba, al explicar por qué surge el último impulso de la crisis.

Argentina no tiene de dónde sacar ingresos, por lo que está abocada a una crisis de no pago de la deuda, y eso hace que el riesgo como país sea muy elevado. El propio modelo es como una trampa neoliberal que la encierra, al tiempo que le hace cada vez más caro obtener un crédito.

Guillermo Gil, también del Banco Central de Cuba, explicó que el actual ministro de Economía, Domingo Cavallo, ha sido el autor de las dos peores medidas tomadas en el país austral desde 1990 y que son la convertibilidad (se ata el peso al dólar en cambio de uno por uno) y el llamado déficit cero, que significa que el Estado no va a gastar recursos por encima de lo que percibe, cuando percibe bastante poco, sobre todo después de que ya no queda casi nada por privatizar.

El último episodio de la crisis se inicia con la fuga de 700 millones de dólares el viernes pasado. Eso significa que el Banco Central tenía que retirar 700 millones de pesos de circulación, pues la ley de convertibilidad lo obliga para mantener la paridad de la moneda nacional.

Eso arguyó el gobierno —comentó Gil—, para dictar por 90 días (todo el mundo piensa que durará más) la prohibición de retirar más de 250 pesos (o dólares) en efectivo del Banco en la misma semana, con lo cual cualquier pago superior se debe hacer con tarjeta o cheque.

La decisión implica un problema serio para los salarios de los trabajadores informales o ilegales, que se pagan en efectivo y que ahora los empleadores no podrán extraer de los bancos, con lo que se generará más desempleo. Además, el uso de la tarjeta y del cheque es limitado a las personas que tienen cuentas bancarias.

Por supuesto, todos los ajustes económicos tienen un impacto social, que en el caso argentino abordó José Ángel Perez, del CIEM, para señalar que todo el aparato social está sufriendo las nuevas medidas emprendidas por el gobierno neoliberal.

Lo que era una nación próspera entre los años 50 y 70 del siglo pasado, ha caído en niveles de subdesarrollo preocupantes. Los indicadores oficiales (siempre bajos) indican que una buena parte de la población del país austral no rebasará los 60 años, otros no pasarán de 40 años. Las madres con frecuencia hacen los embarazos con anemia y un alto porcentaje de niños nacen con bajo peso. El desempleo es del 20 por ciento y en Buenos Aires hay un millón de indigentes.

El economista argentino Jorge Beinstein informó que ya se estaba produciendo una contracción económica, que comenzó el despido masivo de trabajadores no legalizados y de todas formas los grandes grupos económicos siguen enviando sus remesas al exterior.

En consideración de Osvaldo Martínez, Argentina fue el emblema del neoliberalismo en América Latina, pero solamente exhibe fracasos, sobre todo en los últimos diez años. Las acciones del viernes pasado son la expresión de la agonía del gobierno y del modelo acogido que se niega a sí mismo, por cuanto hay una intervención profunda del Estado en la economía. Hoy aquel modelo es un emblema, pero de la derrota del neoliberalismo.

05/12/2001

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