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04/12/2001
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No hay honra mayor que la de ser combatientes por la salud humana

Expresó el Comandante en Jefe Fidel Castro al clausurar la Tribuna Abierta de la Revolución que conmemoró el Día de la Medicina Latinoamericana y el Trabajador de la Salud

Félix López y Alberto Núñez

Foto: LIBORIO NOVALProclamemos nuestras victorias sobre montañas de vidas salvadas, de sufrimientos aliviados o erradicados, exhortó el Comandante en Jefe Fidel Castro en la Tribuna Abierta de la Revolución efectuada ayer con motivo del Día de la Medicina Latinoamericana y el Trabajador de la Salud, y donde también hicieron uso de la palabra estudiantes cubanos y extranjeros, médicos y enfermeras internacionalistas.

En ese emotivo acto, efectuado en la Escuela Latinoamericana de Ciencias Médicas, el líder de la Revolución reiteró, como lo habían advertido los demás oradores, que no podía existir mejor escenario para la conmemoración de esa fecha que una institución surgida para preparar a los médicos que necesitan las regiones más pobres de Centroamérica y Haití, y salvar muchas más vidas que las cobradas por huracanes y siglos de olvido.

En nuestro hemisferio, aseguró Fidel, no faltan médicos; casi podría decirse que sobran, lo que desgraciadamente no han sido preparados para ir allí como quien cumple una misión sagrada, como un misionero, a prestar sus servicios en los lugares más apartados e incómodos. Ya habíamos creado en nuestros médicos la conciencia y la disposición a marchar a cualquier lugar del mundo donde hiciera falta. Ese es uno de los frutos de la Revolución. No queremos competir con nadie, ni desplazar a nadie, sino exclusivamente llenar vacíos y sembrar ejemplo.

Tras rememorar las circunstancias en que se inauguró la escuela y explicar en detalles aspectos de la selección de los estudiantes y de la conformación de los planes de estudio, Fidel expresó que con ellos se sigue una atención especial para que se conviertan en profesionales como los que hoy cumplen las misiones internacionalistas, y si son mejores, dijo, más felices seríamos, y albergamos la esperanza de que así sea.

Insistió en la necesidad de que los futuros galenos comiencen a crear una cultura diferente sobre esta profesión tan humana, que consiste no en vender mercancía, sino en aliviar el dolor y en salvar vidas. Y las vidas y la salud de los seres humanos no pueden ser objetos comerciales.

Saludó además la presencia de jóvenes estadounidenses junto a los latinoamericanos. Apuntó que existen regiones en Estados Unidos que no tienen médicos, como en América y África. Esas zonas, acotó, son el Tercer Mundo de ese país.

En otro momento de su intervención, Fidel comentó que pese al bloqueo y el intento de llevarnos los médicos, como ocurrió en los primeros años de la Revolución, hoy tenemos 67 128 médicos, cerca de 2 000 de ellos en los programas integrales de salud, y otro número importante (pero no superior) que han sido contratados en otros países para prestar servicio en regiones y especialidades de las que no disponen.

Con ese potencial humano, añadió, el país ha logrado elevados niveles de asistencia médica, lo que se refleja en toda su expresión en una sola de las cifras utilizadas en el discurso: este año la mortalidad infantil va camino de un nuevo récord, ya que en estos momentos se encuentra en 6,29 por cada mil nacidos vivos, inferior al 7,2 del pasado año y podría cerrar el año en 6,3.

En contraposición a esa realidad, el Comandante en Jefe se refirió a la difícil situación que enfrenta la población del África Subsahariana, azotada por el SIDA, horrible enfermedad que allí ha infectado a 25 000 000 de personas. Pero esa región, decía Fidel con evidente consternación, con 511 000 000 de habitantes solo tiene 50 000 médicos, mucho menos que los de nuestro país.

No se está librando la batalla que hay que librar en este momento contra el SIDA; lo menciono como un problema más que debe ser combatido, resuelto y debe servir para incrementar la conciencia sobre los peligros que amenazan a esta humanidad y contrarrestarlos. Hay que luchar, y ustedes los médicos y los futuros médicos estarán como soldados de primera fila en la lucha contra esta y muchas otras enfermedades. Cuanta nobleza hay en esta profesión, cuanta humanidad, sentenció Fidel.

Tras explicar las medidas tomadas en la capital para erradicar algunos brotes de dengue, y los recursos y la experiencia de que se dispone, el Comandante en Jefe reiteró que no hay honra mayor que la de ser combatiente por la salud, contra el dolor y el sufrimiento, contra la muerte.

Finalizó sus palabras con la histórica consigna Patria o Muerte y, reafirmó que "cuando se dice Patria, la Patria con la que soñó Martí, no pensamos en nuestra pequeña y adorada Isla, pensamos en nuestro mundo, en nuestra noble y sacrificada especie."

PROMOTORES DE UNA MEJOR CALIDAD DE VIDA

En otro momento de la celebración, Fidel entregó el diploma que acredita a la provincia de Holguín como ganadora de la emulación por el Día del Trabajador de la Salud. Tal distinción fue recibida por la licenciada en Enfermería Isadora Gordón, y el doctor Alfredo González, secretaria general del Sindicato y Director de Salud en ese territorio, respectivamente.

Durante la Tribuna realizada habló Mauricio Molodezky, estudiante argentino de segundo año, quien significó el ejemplo de Cuba, pequeño país que con escasos recursos materiales, pero un gran capital humano, ofrece oportunidad de estudios a jóvenes de un sinnúmero de naciones.

El doctor Julio César Castellanos, vanguardia nacional del sector, y Yaqueline Torres, estudiante del curso emergente de enfermería, denunciaron las leyes estadounidenses que obstaculizan el mejor desempeño de nuestra Medicina.

La licenciada en Enfermería Siria Pérez y la médico Nidia Márquez, mujeres internacionalistas, destacaron la entrega desinteresada del personal cubano de la Salud y su aporte indiscutible en el mejoramiento de la calidad de vida de los pueblos del Tercer Mundo.

También Danai Saavedra, presidenta de la FEU en el Instituto Superior de Ciencias Médicas, y el doctor Raimundo Navarro, secretario general del Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Salud, ratificaron su compromiso de elevar los niveles de atención médica inspirados en el ejemplo de Carlos J. Finlay, el sabio cubano cuyo aniversario 168 de su natalicio fue recordado ayer.

Todos los oradores coincidieron en afirmar que la Escuela Latinoamericana de Ciencias Médicas será siempre forjadora de la vocación humanista que tanto necesitan nuestros pueblos de América.

04/12/2001

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