Historia viva

Presentan libro Absuelto por la historia, de Luis Báez

Pedro de la Hoz

Entre la docena de apasionantes libros escritos por Luis Báez, estoy seguro de que el más entrañable de todos, y también el que le ha ardido más en sus fueros de empedernido indagador, haya sido el que presentó ayer en la Unión de Periodistas de Cuba: Absuelto por la historia (Ed. Ciencias Sociales, 2001).

Se trata, claro está, de la enorme gravitación que ejerce el protagonista de estas páginas, Fidel Castro, pero, junto a ello, la ejemplar constancia de un tenaz pesquisaje, a lo largo de más de cuarenta años y en las más diversas e increíbles fuentes, para registrar testimonios y opiniones sobre una personalidad imprescindible e insoslayable en el devenir histórico del último medio siglo.

La realización de este proyecto de Luis, comparable al que en el cine nos ha dejado Estela Bravo, nos era sumamente necesario. Por una parte, nos devuelve una imagen polifónica del líder de la Revolución cubana —son tantas las voces, tantos los tonos, tantas las aristas en aras de una objetividad incuestionable, como la que debe emerger de un libro de esta naturaleza, y como la que lo hace triunfar—; por la otra, nos deja el sabor de la historia viva, la que escapa de los cánones de la exégesis y de las simples retrospectivas.

Razón tuvo Tubal Páez, al decir en la presentación del libro, que Luis hizo aflorar en este empeño editorial sus dotes periodísticas más conocidas, las que pasan por el compromiso, la acuciosidad y la lealtad revolucionaria. Habrá que suscribir también las palabras de Rosa Míriam Elizalde en el prólogo acerca de que este tomo "anticipa la vida eterna de un hombre y nos habla de una biografía finalmente armada por muchos, donde hay rasgos recurrentes, como la voluntad, que en Fidel es siempre un descubrimiento, o como la ética, que es en él un hecho cotidiano".

Y como se trata de un libro en continuo desarrollo, Luis ya tiene municiones para afrontar una nueva edición con nuevos y muy valiosos y hasta curiosos testimonios, como el que emitió el desaparecido pontífice Juan XXIII en los días de Girón.