![]() |
|
|
![]() Buceando en la recesión JOAQUIN RIVERY PARECERÍA EL gran descubrimiento del mundo. De pronto, los grandes tecnócratas norteamericanos se dieron cuenta de lo que hace rato sostenían economistas de muchas latitudes: la economía más fuerte del planeta está en recesión. Al leer las informaciones procedentes de Washington, pueden surgir varias reacciones: Primera: los gobernantes norteamericanos y sus representados (las grandes empresas) no se daban cuenta de nada. En un claro día sin nubes, no veían el sol. Segunda: los gobernantes norteamericanos y sus representados lo sabían perfectamente, pero escondieron el reconocimiento oficial en un manejo politiquero y como una forma de tratar de evitar que la certeza alimentara la crisis y el descalabro fuera mayor. Como se pasaban el tiempo afirmando que la economía estaba sólida y que el problema era una simple "desaceleración", no una crisis, entonces mintieron abiertamente, engañaron o trataron de engañar al mundo. La Agencia Nacional de Investigaciones Económicas eliminó todo el enmascaramiento al hacer pública su apreciación de que, después de diez años de expansión ininterrumpida, el país entró en marzo pasado en recesión, la décima desde la Segunda Guerra Mundial, según ellos. La algarabía de las bolsas se convirtió en susurro desde mediados del 2000. La pujanza bursátil artificial hizo estallar la burbuja de la especulación y los índices principales vinieron abajo, especialmente el Nasdaq, símbolo de la llamada nueva economía. Únicamente para el gobierno la economía estaba "sólida", mas la recesión, la crisis económica, no es algo que se pueda esconder mucho rato y las cifras son apabullantes. En octubre pasado se informó que el retroceso del Producto Interno Bruto (PIB) en el tercer trimestre del 2001 era del 0,4 por ciento. Hoy, al hacer un nuevo ajuste de las cifras, se indicó que la baja realmente era del 1,1 por ciento. Es decir, la recesión es tan profunda que los norteamericanos están buceando en ella. Y todavía falta una última revisión en diciembre. En lo que va de año, la Reserva Federal (banco central) de Estados Unidos ha bajado diez veces la tasa de interés tratando de impulsar el consumo de los ciudadanos mediante el abaratamiento del dinero, que está en su nivel inferior desde 1961. No ha dado ningún resultado. Los norteamericanos, que presienten la crisis a pesar de las palabras tranquilizadoras, andan cautos en los gastos y no parecen tener interés alguno en expendios mayores. La Casa Blanca, de pronto, ha abandonado el neoliberalismo interno y girado hacia medidas keynesianas de mayor intervención del Estado para salvar a las grandes transnacionales en esta situación crítica, de mayor déficit en la balanza comercial, incertidumbre creciente y la amenaza de un cuarto trimestre fantasmagórico que proyecta una sombra negra sobre el año que está ya a las puertas. |
![]() |
|||
|