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02/12/2001
Portada de hoy

Para enterarse, antes del lunes

ROLANDO PÉREZ BETANCOURT

JUNTO A los filmes en competencia en este XXIII Festival, el espectador tendrá la oportunidad de cazar mucho de lo "más sonado" últimamente en las pantallas internacionales. A Nicole Kidman, la australiana que sopesa en una misma balanza belleza y talento, se le verá en dos magníficas actuaciones de diferentes cuerdas dramáticas y que según comadreos de sala oscura, la pondrán frente al Oscar. La principal de ellas en Los otros, del ya imprescindible Alejandro Amenábar (Tesis) y la otra en Moulin Rouge, suerte de musical dirigido por Baz Luhrmann.

Los otros, realizada en inglés, ha sido uno de los filmes más comentados este año, debido a que el español Amenábar le impregnó nuevos bríos al thriller sobrenatural, mediante un terror psicológico donde mucho tiene que ver la música compuesta por él mismo y que (pueden creerme) es en sí un sobresalto sin necesidad de las imágenes. La historia se centra en el año 1945, finalizada la guerra, en una sombría casa de estilo victoriano donde el personaje de la Kidman cría a sus hijos con una recomendación precisa a los criados que la acompañan: ninguna puerta puede abrirse sin antes cerrarse la otra.

Moulin Rouge, taquillazo del 2001, es considerada por algunos de visualmente absurda y por otros como una bacanal de imágenes, que toma referencias de aquí y de allá para armar un gran espectáculo en medio del cual sangra una historia de amor. La Kidman encarna a una estrella del legendario cabaret parisino, en tiempos de Toulouse-Lautrec. En claro homenaje a Marilyn Monroe, y además, porque esa es la divisa de su cortesana Satine, ella interpreta Los diamantes son el mejor amigo de una chica.

Si se acuerdan del mexicano Guillermo del Toro y de su primera película, Cronos, que tanto gustó durante un Festival, hace ya algunos años, tendrán la ocasión de reencontrarlo, también ahora en una historia de corte sobrenatural, El espinazo del diablo, fuera de competencia y producida por Pedro Almodóvar. Del Toro repite con Federico Luppi, a quien hace acompañar de Marisa Paredes. La trama se refiere al fantasma de un niño, instalado en un internado infantil de Aragón, en tiempos de la guerra civil.

La película es un viejo proyecto de Del Toro (en su cabeza antes de Cronos) y llegó a él luego de filmar en Hollywood Mimic (1997). Las tres cintas cuentan con niños en papeles principales, algo que no se sabe si repite en la superproducción que se encuentra realizando en Praga, bajo el título de Blade II.

Y si se quiere ir al seguro, aunque con pañuelos en abundancia para las lágrimas, hay que buscar la Palma de Oro de este año en Cannes, La habitación del hijo, del italiano Nanni Moretti, recordado por su Caro diario. Del premiado filme de Moretti se ha dicho que es uno de los mejores melodramas que ha dado el cine en los últimos tiempos y que su fuerza de contagio sentimental es indicio de su alcance masivo, capaz de entrar en el universo de cualquier espectador.

La sustancia de La habitación del hijo es el drama que vive una familia tras la pérdida de un ser querido. "Quería emocionar sin fabricar la emoción", ha dicho Moretti.

Y aunque a todas luces parece que lo logró, lo interesante ahora es ver cómo lo hizo y de qué manera se las arregló para moverse en los siempre arriesgados mecanismos del género.

02/12/2001

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