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![]() Esos estudiantes, en un momento en que el país portaba ya la llama de la Revolución, significaron lo mejor de nuestra juventud Palabras pronunciadas por
Hassán Pérez Casabona, presidente de la Federación Estudiantil Universitaria de Cuba, en homenaje al
aniversario 130 del fusilamiento de los ocho estudiantes de Medicina, en el Mausoleo de La Punta, el 27 de noviembre del 2001,
"Año de la Revolución victoriosa en el nuevo milenio". Estudiantes; Jóvenes; Compatriotas:
Hemos descendido desde nuestra Escalinata Universitaria una masa desbordante de sentimientos, de patriotismo, de lealtad, por esa calle San Lázaro, para rendir el más sentido homenaje, el más sentido tributo a ocho estudiantes imberbes que vieron apagadas sus vidas en la flor de la juventud, como resultado de la política de una metrópolis decadente, de un gobierno que temía al pueblo que ya doblaba sus campanas desde La Demajagua, y que en toda la isla se aprestaba a batallar por una independencia, por una soberanía, por una dignidad, por una igualdad, por una democracia que conquistamos definitivamente desde el Primero de Enero de 1959. Inocentes fueron los ocho estudiantes de Medicina hace 130 años, e inocentes son las víctimas recientes de la criminal Ley asesina de Ajuste Cubano, esa ley que ha apagado tantas vidas, entre ellas, la de muchos de nuestros niños, como parte de una política que alienta a marchar hacia una pesadilla, hacia una pesadilla que de manera racista, discriminatoria, intenta que desaparezca nuestra Revolución, que desaparezca nuestro sistema social y todo lo que hemos cosechado con sudor, con energía, con talento, en cada uno de los frentes de combate desde hace más de 40 años, y como expresión también de 130 años de lucha, de lucha en la manigua redentora, de lucha en la Sierra y en la clandestinidad, de lucha con el camarada Máuser y con la pluma en ristre en la pseudorrepública, de lucha con las ideas, con la ciencia, con el deporte, con la cultura, con la educación. Todos conocemos los sucesos de aquel 27 de noviembre de 1871, sabemos cómo las metrópolis de antaño orquestaban las patrañas y conocemos también cómo se diseñan estas hoy por los imperialistas. Antes no les teníamos ningún miedo a aquellos voluntarios, a aquella turba armada, a los que éramos capaces de desafiar y a los que derrotamos en la manigua con el machete en la mano. Hoy les tenemos mucho menos miedo a los que quieren presionar, manipular y distorsionar nuestra verdad, con el propósito de doblegarnos. Nunca se van a postrar nuestros cuerpos de rodillas, nunca vamos a claudicar, porque siempre estará presente en nosotros el recuerdo de los estudiantes de Medicina y de todos los que han entregado su sangre generosa y noble, en aras de una patria como la que hoy disfrutamos, donde esta plaza, donde esta explanada, donde esta Punta ha resultado pequeña para recibir a toda la juventud, a todo nuestro pueblo, que comprende muy bien cuál es el camino de un país en revolución. Orquestaron la patraña de decir que habían profanado una tumba, aquellos jóvenes que prácticamente habían salido de la adolescencia; 45 de ellos, toda una clase se redujo a la prisión, 31 recibieron condenas entre cuatro y seis años, cuatro lo hicieron a seis meses, y elevaron el cupo de cinco a ocho después de un primer juicio, donde no saciaron su sed de sangre, donde no ocurrió lo que querían. Convocaron a un segundo tribunal para elevar a ocho el número de los que fueron fusilados, vilmente fusilados; uno de ellos, como todos sabemos, Carlos Verdugo, que incluso se encontraba a más de 100 kilómetros de aquí, en Matanzas, con su familia, con solo 17 años. Esos estudiantes, en un momento en que el país portaba ya la llama de la Revolución, significaron lo mejor de nuestra juventud. En ellos se inspiraron las generaciones pasadas y presentes, y lo harán las generaciones venideras, las que tendrán por siempre en lo más alto el ideal de la patria, el ideal de la Revolución, el ideal de la democracia y de la independencia. Hace exactamente 80 años se creó aquí este monumento, que recuerda y perpetúa para siempre su memoria. Decíamos que hay un simbolismo tremendo entre la inocencia de Anacleto, de Carlos, de Eladio, de José de Marcos y de los que han sido víctimas de la Ley de Ajuste Cubano, esa ley asesina, concebida contra un país como el nuestro; porque lo que no resisten, lo que no toleran nuestros enemigos, es que les hayamos hecho una revolución en sus propias narices a solo 90 millas, como expresó nuestro Comandante cuando se proclamaba el carácter socialista en 1961. Una Patria que se agiganta, que multiplica su moral, que multiplica su prestigio, que concita el respeto y la admiración de todos en este planeta, que saben muy bien qué cosas son los niños en Cuba y el futuro luminoso que tienen, desde un presente que es realidad: el de las escuelas libres, el de las escuelas para todos, el de la igualdad de oportunidades, el de no tener drogas, el de no tener violencia, el de arribar a las universidades, de hacerse doctores en ciencias, de coronarse como campeones olímpicos, de ser virtuosos de nuestro arte. Eso es lo que conoce nuestro pueblo y la humanidad; los que vienen aquí para condenar el ALCA, esa alianza entre el tiburón y la sardina. No olvidemos que se quieren comer a nuestras economías, cuando todas juntas son diez veces más pequeñas que la del poderoso vecino del Norte. Eso es lo que aprecian los que vienen a los eventos de solidaridad con Cuba, a los congresos estudiantiles, a los encuentros entre jóvenes, que saben que esta Revolución bloqueada, hostigada, que no pertenece con orgullo a ningún Fondo Monetario, ni a ningún Banco Mundial, que expone su dignidad con soberanía en todas las tribunas, ha resistido, ha luchado y ha vencido, y ha creado una obra tangible, palpable, concreta para todos nosotros, desde Baracoa, hasta Pinar del Río, en toda la Isla. Las universidades que estamos aquí somos expresión de esa Revolución. Durante 220 años solo hubo una desde donde descendimos por la Escalinata de la Universidad, aunque no se encontraba en ese recinto, y hoy hay más de 50. ¡Eso es voluntad por los seres humanos! ¡Eso es voluntad por elevar hacia las más altas cumbres la dignidad de todas las personas! Nuestro país no tiene grandes recursos petroleros, ni cuantiosas riquezas naturales; pero posee el capital humano que nos ha explicado nuestro Comandante, tiene la conciencia política, tiene la cultura general integral que cada día es más sólida, esa que nos hace descifrar todos los mensajes, saber qué cosa es lo que quieren que nosotros hagamos, comprender cuál debe ser nuestra respuesta, con inteligencia, con calma, con mesura, pero con energía y con pasión revolucionaria. El pueblo que brindó ayuda desinteresada y noble a miles de hermanos en este planeta y que ha recibido a más de 40 000 hijos de otras latitudes en nuestras aulas, el que tiene a sus médicos en programas integrales de salud salvando vidas humanas, no como comerciantes o mercaderes, ni como alguien que lucra con la salud, o con la educación, o que lucra con cualquiera de las necesidades de los seres humanos. El pueblo por el cual se puede transitar por sus calles —aquí lo vemos—: nuestros estudiantes de las artes militares, los de las ciencias médicas, los de las carreras ingenieriles, los de las ciencias sociales, los de las carreras artísticas, deportivas, todos como un solo haz junto a nuestro pueblo, el pueblo que nos ve orgulloso. Nunca más se van a reeditar los acontecimientos del 27 de noviembre de 1956 cuando se clausuró definitivamente hasta el Primero de Enero de 1959 la Universidad de La Habana, cuando la policía no permitía que se descendiera más allá de la calle Infanta porque arremetía contra las huestes estudiantiles con gases, con balas, con todo, porque era muy fuerte la moral, y había que poner la coraza de nuestros pechos. Hoy nunca más va a ocurrir eso, porque nuestras fuerzas militares, nuestro Partido, nuestro Gobierno, nuestros trabajadores, nuestros intelectuales, nuestros campesinos, nuestros estudiantes, estamos como un solo puño defendiendo la Revolución, la Revolución que nos vio nacer, la Revolución que nos hizo independientes para siempre, la Revolución que nos ha llevado a toda la humanidad, esa de su Comandante en Jefe, esa de un Partido de acero, de jóvenes comunistas, de estudiantes universitarios, a los que se nos respetan nuestros presupuestos, porque hace mucho tiempo que tenemos más que autonomía, tenemos la Revolución Socialista, de humildes, por los humildes, para los humildes; tenemos la Revolución de obreros y campesinos, esa que se coronó en la Sierra Maestra, esa que había venido en el Granma, esa que peleó en el Cuartel Moncada, que tenía más de 100 años de experiencia, como conocemos nosotros todos los que estamos aquí; esa Revolución de Julio Antonio Mella que quería primero la transformación en la sociedad, antes que una escueta reforma universitaria. Todos esos sentimientos convergen hoy en nosotros para rendir homenaje a los ocho estudiantes de Medicina y para condenar los nuevos crímenes del imperio. Ha sido criminal esa ley asesina que tiene que desaparecer. Ya se dijo muy claro en el Juramento de Baraguá el 19 de febrero. Hace poco más de dos años, un 25 de noviembre, naufragaba el niño Elián González, y, después de eso, nuestro pueblo ha estado presente en todas las batallas de ideas, y desde ese momento se tenía muy claro que cuando regresara Elián había que seguir luchando, y se dijo en Baraguá el 19 de febrero del 2000, porque las causas que generaron esos acontecimientos, las causas que habían engendrado los 14 000 Elianes mediante la Operación Peter Pan cuando fueron arrancados de sus familias estaban presentes. Por eso nuestro pueblo no va a claudicar, no va a dejar un solo instante de decir la verdad en tribunas, en mesas redondas, en todos los escenarios que se han conquistado para el pueblo, el de la Universidad para Todos, el de los programas audiovisuales, el de los paneles solares, el de las escuelas de instructores de arte, el de las escuelas de trabajadores sociales, el de los estudiantes universitarios volcados a nuestra comunidad visitando, haciendo trabajo social, consagrados a un destino, con una actitud integral, asumiendo posiciones incondicionales hacia la sociedad que nos vio nacer. Nuestro pueblo va a denunciar constantemente todas esas maniobras hasta que cese la ley asesina, hasta que cese la Ley Torricelli, hasta que cese el bloqueo y todos los engendros legislativos que constantemente son aprobados en el Congreso norteamericano; y es que constituye algo criminal los más recientes sucesos provocados por dicha ley y todavía más monstruoso lo que se hizo el 24 y el 25 de este mes, no solo lo del 17 cuando al menos 30 personas, muchos de ellos niños, perdieron sus vidas, cuando se empezó a difamar con rumores, con todas esas campañas para crear falsas expectativas, para jugar con los sentimientos de los familiares diciendo que estaban vivos, y hemos visto cómo nuestra mesa redonda y cómo con suficientes argumentos, de manera exhaustiva, con rigor —como ha hecho siempre la Revolución—, una vez más les hemos desenmascarado todas sus patrañas. Esos sentimientos están presentes en nosotros para decirle a la Revolución que siempre podrá contar con su movimiento estudiantil y con su juventud. Instantes antes de comenzar esta tribuna, recibimos una noticia que queremos compartir con ustedes, que ya nuestro pueblo conoce, pero que como nos encontrábamos concentrados desde antes de las 2:00 de la tarde en la Escalinata de la Universidad, no lo pudimos observar por la televisión. Nuestro canciller, el compañero Felipe Pérez Roque, que preside la delegación cubana que nos está representando en el 56 Período Ordinario de las Naciones Unidas se comunicó con la dirección de la FEU para expresar que una vez más nuestro pueblo revolucionario había alcanzado una colosal victoria al presentar la Resolución "Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero de los Estados Unidos contra Cuba", alcanzando el voto de 167 naciones (Aplausos y exclamaciones); voto similar al del año anterior, pero con mucho más mérito: cuando hay un nuevo orden internacional, cuando desde el Congreso norteamericano, el 20 de septiembre, se pretendió diseñar una dictadura militar mundial; cuando la nación más poderosa, en un planeta hegemónico quiere que todos se plieguen: o están con ellos o están con el terrorismo; cuando nuestro país ha sido el único en levantarse con su voz firme y expresar a través de nuestro Comandante el 22 de septiembre en San Antonio, el 29 en Ciego, el 6 de octubre, que estamos contra el terrorismo y que estamos contra la guerra. Por eso adquiere mucho más valor que la comunidad internacional, la comunidad de naciones, los pueblos, hayan condenado ese bloqueo vetusto, ese bloqueo que tiene que desaparecer, ese bloqueo genocida, ese bloqueo criminal y asesino, como se reconoce en todos los convenios y en todos los protocolos de las Naciones Unidas. Solo tres naciones en contra, para qué decir que el gobierno norteamericano, el gobierno de Israel y el gobierno de las Islas Marshall con las presiones que reciben han vuelto a emitir su voto a favor del bloqueo. El único gobierno que se expresó defendiendo lo indefendible en las Naciones Unidas fue el norteamericano, el cual no tiene respaldo de ninguna nación. Vamos a poder apreciar seguro en horas de la noche, en las emisiones de nuestro Noticiero o en otros espacios de información, las muestras de cariño y de solidaridad que recibió la delegación diplomática cubana cuando decenas de representantes fueron allí a testimoniarle el prestigio de la Revolución, la moral de la Revolución. Hubo diez países del Tercer Mundo que no pudieron votar porque se encuentran en mora financiera. Hubo dos naciones que nunca habían votado a favor de nosotros condenando el bloqueo que lo hicieron en esta oportunidad: Tuvalu, una pequeña isla del Pacífico y la República Báltica de Estonia. Solo tres abstenciones, una menos que el año anterior: la de Letonia, la de Nicaragua y la de Micronesia. Es una prueba más, contundente e irrefutable del prestigio y la moral de la Revolución; esa que obtiene méritos, triunfos, lauros, lo mismo con sus campeones del béisbol, que con sus campeones del voleibol, que en las Naciones Unidas, que con nuestros artistas, que con los estudiantes, que con los campesinos. Nuestro Canciller nos pedía que les transmitiéramos el orgullo que sintieron nuestros diplomáticos por saber que estaban en función de un pueblo que tiene un Comandante como el nuestro, que tiene una Revolución como la nuestra, que tiene una democracia y unos derechos humanos como los nuestros. Y para nosotros los estudiantes, los que hemos tomado esas calles por asalto, que son nuestras, que son de los revolucionarios, que hemos venido aquí a rendir homenaje a ocho jóvenes que cayeron víctimas de prácticas genocidas, las de las políticas de una metrópolis que no resistía que el pueblo se liberara, y que hemos venido también a condenar la maniobra criminal, asesina, de las leyes y de todas las acciones que se han perpetrado contra nosotros desde el Primero de Enero de 1959, constituye un colosal orgullo, una muestra más de que vamos por el camino correcto, de que no podemos cesar un instante el hecho de que toda la humanidad, ¡toda la humanidad puede decirse! —esos tres no cuentan y ya no quedan más países que voten a favor de Cuba—, respalda nuestra posición, condena ese bloqueo y saben que es una política absurda que tiene que desaparecer. Con ese espíritu, con la convicción de no defraudar jamás la confianza que se ha depositado en nosotros; con el recuerdo de Anacleto, de Carlos, de José de Marcos, de Eladio; presentes por un futuro mejor, el futuro de nuestros niños que cultivamos cada mañana, que cultivamos en cada jornada; conscientes del prestigio, la moral, del respaldo que tiene la Revolución en este planeta, vamos a marchar con disciplina, con organización, con fervor y con el ímpetu revolucionario que nos caracteriza, para junto a nuestro pueblo, desde la heroica Tribuna Antimperialista "José Martí" —la tribuna de todos los humildes del planeta—, condenar una vez más esa ley criminal y rendir homenaje a los ocho estudiantes de Medicina. ¡Gloria eterna a los ocho estudiantes de Medicina! (Exclamaciones de: "¡Gloria!") ¡Vivan por siempre los héroes y mártires de la Patria! (Exclamaciones de: "¡Vivan!") ¡Abajo la Ley asesina de Ajuste Cubano! (Exclamaciones de: "¡Abajo!") ¡Abajo el bloqueo criminal! (Exclamaciones de: "¡Abajo!") ¡Viva nuestro invencible Comandante en Jefe! (Exclamaciones de: "¡Viva!") ¡Viva nuestro invencible Comandante en Jefe! (Exclamaciones de: "¡Viva!") ¡Socialismo o Muerte! ¡Patria o Muerte! ¡Venceremos! (Ovación) |
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