Un jardín de variedades que atesora a casi un centenar de especies de orquídeas se fomenta en el nororiental macizo montañoso Nipe-Sagua-Baracoa, donde crece la inmensa mayoría de las 320 reportadas en el archipiélago.

La parcela creada en dos años por especialistas del guantanamero Centro de Desarrollo de la Montaña (CDM), se denomina científicamente banco de germoplasma in situ, y su fin es preservar la pureza genética de esas plantas de alto valor ornamental integrantes de la familia de flores más extendida en el planeta.

Promover el estudio y divulgación de los atractivos vegetales es otro objetivo de la colecta realizada en nichos y refugios de esas fanerógamas, labor rectoreada por el investigador Ernesto Fajardo.

Un resultado importante de la paciente búsqueda es la identificación del insecto Ceratapahis orchidarum y algunas royas, como las plagas más perjudiciales para las poblaciones de esa flor, severamente diezmadas en el macizo a causa del derribo de numerosos árboles por el ciclón Georges, en septiembre de 1998.

Las orquídeas del banco de germoplasma se agrupan en 48 géneros y poseen hábitos epífitos, es decir, habitan sobre sus semejantes, pero sin parasitarlas.

Estas plantas de gran valor ornamental crecen en el suelo o sobre las rocas y muestran por lo general gran adaptabilidad al medio, como la paradigmática Polyrruhiza lindenil, endémica de Cuba y la Florida, la cual en la lucha evolutiva perdió las hojas, casi todo el tallo y hoy se reproduce mediante la raíz y el tallo solamente.

El orquideario cubano de Soroa, en la occidental Sierra del Rosario, posee la mayor colección de estas plantas, abundantes también en la del Escambray, en la región central, donde se desarrollan a unos mil metros sobre el nivel del mar.

En el mundo se han descrito unas 20 000 especies de orquídeas.