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![]() La Ley de Ajuste Cubano no solo constituye una ley asesina, sino también una ley terrorista, de la peor especie Alberto Núñez y Roger Ricardo Luis
¿Debemos permitir que se queden pupitres vacíos y lamentar la pérdida de pequeños que no tomaron la decisión de marcharse?, se preguntó el pionero de quinto grado Rasiel Romero para luego responder: Hoy Cuba entera es una trinchera de ideas, de denuncia y condena frente a la ley asesina. Y minutos después razonaba la adolescente Gretel Raful: es que acaso eso no es también terrorismo, al tiempo que pedía a los imperialistas que no sigan tronchando los sueños de los infantes cubanos. Dolor infinito, como escribiera Martí en recordación del fusilamiento de los ocho estudiantes de Medicina, es lo que sentimos hoy por la tanta inocencia de las criaturas desaparecidas en el mar, enfatizó el alumno de secundaria básica Fredy Fernández. Cuánto vacío en cada escuela, en las familias y en los barrios por donde ya no pasarán esos niños con sus mochilas llenas de alegría. La búsqueda del sueño americano es una mentira que en travesías como esta se convierte en pesadilla, apuntó la alumna de décimo grado Elizabeth Mirabal, quien recordó la responsabilidad que tienen los padres cuando arrastran a este terrible episodio a sus inocentes hijos; será que no basta la amarga experiencia vivida hace dos años por el niño Elián González. Cuánta amargura acompaña a los familiares de los pequeños desaparecidos, en lugar de sus preciosas vidas, ahora solo les queda una foto, un juguete y los muchos recuerdos como mejor tesoro. Acto seguido señalaba con lamento Alejandro Piatt, pionero de séptimo grado: ya no están esos niños para disfrutar junto a nosotros de los magníficos programas dirigidos a lograr una mejor educación y una cultura general e integral. La muerte de estas 30 personas y en particular los niños constituye una razón más y un argumento contundente en nuestra lucha contra la Ley de Ajuste Cubano, dijo la pionera Patricia Flechilla. Ellos se suman a la larga lista de víctimas de las mentiras y las falsas ilusiones que alimenta el imperio. La pionera despreció la ausencia de moral de los traficantes de personas quienes olvidan la condición humana cuando de dinero se trata. Desde la Ciénaga de Zapata llegó a la Tribuna la pequeña Kenia Otaño para contar que su escuela Iluminado Rodríguez fue destruida por el paso del huracán Michelle, pero ningún niño murió ni quedó desamparado. Y concluyó sus palabras con un toque poético lleno de simbolismo ante el espantoso hecho que reunió a la multitud de cubanos: hablamos del amor, salimos a besar la vida... Traemos un sueño que crece y se prolonga... Y disparamos ternura... por ahora. |
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