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27/11/2001
Portada de hoy

Ciénaga y Jagüey como unas colmenas

ALBERTO NÚÑEZ BETANCOURT

La conocida frase tras la tempestad viene la calma, queda chica tres semanas después del paso del huracán Michelle por los municipios matanceros de Ciénaga de Zapata y Jagüey Grande. Si bien el clima resulta agradable y el sol radiante se impone cada mañana, el empeño de recuperación no deja espacio a la tranquilidad. Con la laboriosidad de las abejas y las hormigas, miles de hombres y mujeres de esos territorios se reponen de los daños ocasionados por el fenómeno meteorológico.

Foto: ARNALDO SANTOSLuego de los lamentables sucesos, las primeras viviendas ya se levantan a un buen ritmo.

El paso por la carretera que comunica los dos sitios revela una actividad laboral integral que incluye a constructores, trabajadores eléctricos y telefónicos...

Particularmente las 12 brigadas y 5 grupos de trabajo de la Empresa Eléctrica de Pinar del Río avanzan con celeridad en el restablecimiento de las líneas que lleven la luz a todos los poblados aledaños. Ellos se han propuesto concluir el próximo día 30 y regresar a su provincia en una fecha tan significativa como el 2 de diciembre.

LLEGADA AL PANAL

En el poblado de Pálpite ya se levantan las primeras casas con el concurso de los propios damnificados y el apoyo de constructores de la UNECA de Varadero.

Diosnel e Ileana conservarán con dolor para toda la vida la imagen del derrumbe de su vivienda de madera y guano por la fuerza de Michelle la noche del domingo 4 de noviembre. Mas la respuesta fue inmediata y con los restos construyeron un pequeño local en el que tendrán que vivir unos meses junto a sus pequeños hijos Daimarely y Diosnel, con la motivación de que en el mismo sitio renacerá pronto una morada segura y confortable hecha a partir de piedra de canto y techo de canelones.

José Ramón Fernández dialogó con los trabajadores y vecinos en ambos lugares.

El contacto con pobladores y dirigentes revela cuánto se ha hecho en el municipio en los días sucesivos al huracán. Fueron 30 000 metros cúbicos de escombros los recogidos y llevados a vertederos apropiados como exigen las normas de protección ambiental, sobre todo en un lugar calificado Reserva de la Biosfera, indica Vladimir Barreto, presidente municipal del Poder Popular.

Entretanto, José Luis Suárez, primer secretario del Partido en el territorio, explica que la recuperación llevará un año, pues entre otros daños fueron afectadas de alguna manera 2 278 casas, el 83, 6 por ciento del total de viviendas. Sin embargo, signos positivos como la reanudación de las clases 24 horas después, aunque fuera en lugares provisionales, hacen prevalecer el optimismo.

En el sitio conocido como El Brinco, camino a Playa Girón, ocurrió quizás el hecho más asombroso durante el paso del huracán: la potente torre de comunicaciones de radio y televisión de 162 metros de altura se vino abajo hasta reducirse a un cuerpo amorfo que ahora yace en la tierra.

En el desmontaje definitivo de esta estructura —la solución es reponer el dispositivo— labora en largas jornadas una brigada de telecomunicaciones procedente de la capital.

DE PASO POR JAGÜEY GRANDE

Si Girón y toda la zona de la Ciénaga le resultan bien cercanos en la historia al vicepresidente del Consejo de Ministros, José Ramón Fernández, a Jagüey Grande está abrazado desde hace ocho años dada su responsabilidad de diputado al Parlamento por este municipio.

Con su característico paso ágil anduvo por ambos lugares y tras intercambiar con los vecinos afectados por el evento climatológico y los trabajadores de diversos sectores que encaran la recuperación opinó que estos municipios sufrieron los mayores daños, pero la respuesta colectiva ha sido muy satisfactoria; los recursos se distribuyen en la medida de las posibilidades y nadie quedará desatendido.

Más que los potentes vientos que acompañaron a Michelle, al municipio de Jagüey Grande le hicieron mella las tremendas inundaciones que por ejemplo en la céntrica calle 15 del barrio Canta Rana llegaron a la altura de un metro y medio.

Pedro Díaz Sopeña, presidente del gobierno en el municipio, explica a Granma que en 12 horas cayeron 594 mm de lluvia y que de ellos 262 se acumularon entre las 6 y las 8 de la noche del citado domingo.

Los pobladores más antiguos relatan que esta es la tercera ocasión en que esa localidad se inunda, la primera en 1952 y luego en los años 90 como consecuencia de otro huracán. Todos coinciden en hacer lo que sea necesario para que no ocurra otra vez.

Las alcantarillas, totalmente tupidas, tendrán que ponerse en óptimo funcionamiento y buscar una variante para que el agua fluya en busca de salida, paso hoy obstaculizado, por algunas edificaciones inadecuadas surgidas en los últimos tiempos, según refiere Arnaldo Alonso, con 41 años en el lugar.

Fernández, en reunión espontánea con los moradores de Canta Rana, indicó que se trabajará hasta encontrar una solución, aunque esta lleve tiempo y sea costosa.

En Jagüey Grande se repite la imagen de árboles derribados, techos ausentes, terrenos deteriorados. A ella se sobrepone el espíritu de las personas haciendo labores de recogida de cítricos —ya se ha recuperado el 6,6 por ciento de los caídos a tierra y se puede aumentar el número—, corte de madera, restablecimiento del orden en los hogares...

Y todos parecen decir con la mirada o el hacer: la naturaleza casi siempre sabia, pero a veces ciega se empeñó en ponernos a prueba. Entonces aquí tiene la respuesta.

27/11/2001

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