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27/11/2001
Portada de hoy

Campeonato Mundial de Esgrima

Un montón de estocadas y...
de experiencias ineludibles

La medalla de los floretistas propició una justificada alegría. Hay que tener cuidado con los espejismos. Los demás países, incluidos los de nuestra área, están progresando

Rafael Pérez Valdés

En otros tiempos cualquier periodista al retomar un tema diría que se le quedó algo en el tintero. Hoy se podría escribir que algunas ideas quedaron en el disco duro de la computadora... Lo importante, más allá de esa diferencia, es volver al Campeonato Mundial de Esgrima, celebrado en Nimes (Francia).

Y duro, muy duro, más que otras veces, resultó el certamen para los cubanos, quienes apuntalados por el equipo masculino de florete pudieron ensartar las medallas de bronce cuando se consolidaba la posibilidad de un regreso a casa sin preseas.

Hay motivos para quitarnos el sombrero en señal de respeto, porque existen algunas razones de peso para hacerlo.

Los cubanos, como escribimos antes del mundial —pero es necesario repetirlo ahora—, tuvieron un distanciamiento importante de los circuitos internacionales tras los Juegos Olímpicos de Sydney-2000 (efectuados en septiembre). En algunos casos tan solo compitieron en la Copa del Mundo Villa de La Habana (junio), y en otra lid de esa categoría poco antes de Nimes. Los más afortunados estuvieron también en la Universiada.

ESPEJISMO EN LA HABANA

Esta situación trajo no solo un retroceso natural en la forma deportiva, sino también una notable involución en los números en el ranking. Ello vuelve más complicado el camino en cualquier competencia: hay que tirar una ronda clasificatoria (otros están eximidos de ella), y medirse más rápido contra los jerarcas, no ya en las fases finales del concurso.

Más allá de lo señalado, Nimes dejó suficientes señales dignas de ser valoradas pensando en el futuro.

Los resultados de la Copa Villa de La Habana (primera competencia para los cubanos tras Sydney), se volvieron un espejismo. Las medallas de oro de la "espadachina" Zuleydis Ortiz, y del floretista Raúl Perojo, así como el bronce del espadachín Nelson Loyola, no fueron en realidad un mensaje de que las cosas saldrían bien en la lid más importante del año.

A pesar de todo lo escrito, uno hubiera deseado una especie de "milagro", como el del espadachín suizo Basil Hoffman, quien comenzó alejado con el número 78 en el ranking, y, a pesar de ello, fue dejando a un lado obstáculos hasta llegar a plata.

LO POSITIVO Y...

Entre lo positivo hay que consignar la llegada entre los ocho finalistas del floretista Elvis Gregory, un puntal que en algún momento pensó retirarse después de Sydney, y que no ha pasado por su mejor temporada (o su mejor corta temporada). Pero a la "hora cero" demostró que continúa perteneciendo a la elite. Y entre sus victorias llamó la atención la facilidad con la cual consiguió la del francés Jean Noe Ferrari, por 15-7, un hombre que disputó el bronce en Sydney contra el ruso Dimitri Chevtchenko, y lo perdió por un solo golpe: ¡14-15!

Y hay que prestar atención también al joven espadachín Andrés Carrillo, quien en su primera prueba de alta exigencia entró en el cuadro de los 16, mostrando muy buenas posibilidades.

Los demás países también progresan. Un ejemplo: el equipo femenino de florete cubano venció al de Estados Unidos en los dos últimos Juegos Panamericanos, los de 1995 y 1999, pero ahora las norteñas llegaron hasta las medallas de bronce. Las cubanas no estuvieron en Nimes, al igual que los dos elencos de sable, en los cuales también hay avances en nuestra área. ¿Cómo se podrá terminar de impulsar a estas tres armas?

La esgrima nos dio una nueva alegría. Y puede darnos otras. Seguir dentro del llamado grupo de deportes que tributan medallas en Juegos Olímpicos o Campeonatos Mundiales. Pero la temporada 2000-2001 deja experiencias que seguramente merecerán el suficiente estudio.

27/11/2001

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