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![]() La canturía más larga del mundo 80 gallos con la espuela del verso Antonio Paneque Brizuela Un día de legítimas 24 horas, por su intensidad, y una noche espectacular en su acepción de verdadero espectáculo, constituyó en Güines la canturía más larga del mundo, con 80 repentistas cubanos que subieron al escenario como gallos al ruedo de la poesía: con "picos de oro" y espuelas de verso. Aunque la contienda no fue competitiva y pese a que, lamentablemente, no pudo ser reconocida por expertos de los récord Guinnes —se hizo la gestión, pero no a tiempo—, las miles de personas que presenciaron la controversia durante las distintas etapas del día pudieron apreciar una jornada sui géneris en la historia del repentismo. Improvisadores ha habido muchos y buenos, pero no tantos juntos durante tanto tiempo. Anteriores marcas en los registros del repentismo, muchas de ellas en el propio Güines, que incluyeron controversias como la de Jesús Horta (El Indio Naborí) y Angelito Valiente, en histórico duelo de mediados de siglo, dirimido en un segundo round en Campo Armada, quedan vigentes sobre el genio de los grandes; pero en participación de contendientes y de público —junto a la lógica modernidad— todos ellos fueron ampliamente superados en este cierre del III Festival Nacional de Música Campesina. Cuatro días de debate y actuación de los mejores del género, en busca de su verdad actualizada y subsistencia futura, quedaron sellados aquí este fin de semana (de la noche del sábado a la del domingo), en una controversia que fue también la más compleja escenificada en suelo cubano. Complejidad que implicó un esfuerzo logístico fuera de cálculos, pues abastecer a tantos improvisadores, con sus instrumentistas acompañantes que tenían que estar constantemente sustituyéndose unos a otros, junto al necesario personal de apoyo, es cosa que rebasa las fronteras de un programa. ¡Qué decir de las actuaciones!, parecía como si no quedara día más que este para versificar, rimar y poetizar. Como si este fuera el Juicio Final de la improvisación. Pero, salvando las diferencias, con la expectativa de los torneos boxísticos, la "pelea estelar de la noche" fue la de Jesús Rodríguez y Juan Antonio Díaz, quienes virtualmente enardecieron a un público que mantuvo todo el tiempo sus ojos sobre ambos... pero especialmente sobre Juan Antonio. Controversia largamente esperada entre sus respectivos fans (habían actuado juntos pero no de esta manera), el espectador centró casi siempre su atención sobre "el retador", por las consabidas razones que siempre despiertan los duelos entre instituidos y sus relevos. Pero, con un tema de contextual originalidad, elaborado por el jurado, sacado del "bombo" al azar y traído como a propósito (El muro y la sombra), ambos ratificaron su valía. Los demás, entregaron todo, como en los grandes desafíos. Aunque Emiliano Sardiñas, cuyo "combate" también esperado con Irán Caballero no pudo efectuarse por la ausencia del contrincante, junto a Alexis Díaz Pimienta, Omar Mirabal, Tomasita Quiala, Héctor Montesino, Irán Fundora, el diestro Luis Quintana y otros que, en competencia tan agotadora y extensa no pudimos apreciar (no traíamos periodista de repuesto), amordazan cualquier cuestionamiento en torno a la vitalidad del repentismo cubano. |
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