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22/11/2001
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Hip hop como cultura en común

ARIEL FERNÁNDEZ DÍAZ

Si de definiciones y calificaciones se trata, de un rotundo éxito cultural y político debiéramos valorar la actuación de la delegación cubana en la recién finalizada Conferencia Cuba y Estados Unidos: Hip Hop como cultura en común, que durante todo un mes se desarrolló en diferentes centros académicos y comunitarios de la ciudad de Nueva York. Auspiciado por el International Hip Hop Exchange, dicho evento contó también con el apoyo del Caribbean Cultural Center, The University of Vera List Center, así como una nutrida representación de artistas, promotores y activistas del movimiento progresista de Hip Hop de dicho país, empeñados todos en utilizar esta cultura como un arma más para combatir la actual globalización y crisis cultural que afecta al mundo.

Largas jornadas compuestas por talleres, conferencias y demostraciones en importantes lugares como La Galería Mixta, el Nuyorican' s Poets Café, The Malcolm X Grassroots, El Puente y The Points, por solo citar algunos, sirvieron de escenarios para discutir importantes temáticas como el desarrollo del Hip Hop en Cuba y en los Estados Unidos, cómo combatir la tergiversación globalizadora del género y el activismo social y político dirigido a las nuevas generaciones. Discusiones que propiciaron amplios y profundos debates teóricos y que terminaron encontrando similitudes culturales y musicales teniendo en cuenta la presencia de la raíz africana en el desarrollo de las culturas populares de ambos países.

La delegación cubana, compuesta por las agrupaciones Anónimo Consejo, Obsesión, RCA, un crítico y un productor musical, todos miembros de la Asociación Hermanos Saíz, expusieron sus puntos de vista y las peculiaridades de un género, que si bien sabemos que por muchos años estuvo alejado de la escena cultural del país por incomprensiones y prejuicios, hoy es uno de los de mayor convocatoria dentro de la juventud cubana y cuenta con el total apoyo de instituciones como la propia AHS, el Instituto Cubano de la Música y el Ministerio de Cultura. Apoyo que dista mucho del que reciben los hip hoppers auténticos de los Estados Unidos y que según sus opiniones, es lo que permitirá que el Hip Hop en la Isla sobreviva así como se ha salvado Cuba del capitalismo y el comercialismo que tanto afecta al sistema mundial y a esta cultura abrasada hoy por el dominio de grandes consorcios comerciales y de una industria discográfica demoledora.

Quienes por allá en la década del setenta se dieron a la tarea de impulsar este movimiento nacido en los barrios negros y latinos del Bronx, compuesto por cuatro elementos expresivos como el disjocker (DJ), el bailador de breakdance (B-boy), el artista gráfico (graffiti artist) y el rapero (emcee), nunca imaginaron que treinta años después esta sería una de las culturas más influyentes a nivel internacional. Por lo que en rescatar la esencia originaria de ella como voz de las clases oprimidas del imperio y de las juventudes del mundo, así como salvarla de los amenazantes mercados monopolistas de la música, se centraron las principales directrices de las polémicas discusiones. Nuestra representación devino la mayor atracción ante los disímiles públicos étnicos, ansiosos de conocer la verdadera realidad cubana y no aquella que los medios de prensa y noticiosos estadounidenses tratan de imponer. Así supieron que el Hip Hop cubano es algo más que un género, es la nueva canción protesta, es crítica, es el reflejo de un joven pensamiento revolucionario. De estos contenidos terminaron nutriéndose todos los participantes en esta concurrida conferencia, que pretende realizarse con carácter anual y con sedes alternas.

22/11/2001

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