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18/11/2001
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Ratifican talibanes defender Kandahar;  la oposición se divide

KABUL, Afganistán — El movimiento gobernante Talibán prometió el sábado que luchará por mantener el control de su bastión Kandahar, en el sur de Afganistán, mientras surgen nuevas discrepancias entre las facciones rebeldes acerca de un nuevo gobierno pos-Talibán.

El depuesto ex presidente Burhanuddin Rabbani regresó a Kabul cinco años después de que el Talibán lo derrocó, y su Alianza del Norte dijo que no quiere tropas extranjeras en el país.

La organización de Naciones Unidas dijo que la Alianza está obstruyendo urgentes conversaciones, necesarias para forjar un gobierno de amplia base posterior al régimen Talibán.

Autoridades del Talibán desmintieron informaciones de que su líder supremo, mullah Mohammad Omar, quien perdió un ojo combatiendo contra los soviéticos en la década de 1980, haya ordenado a la milicia fundamentalista retirarse de Kandahar y dirigirse a las montañas.

Desde hace 42 días, el Talibán enfrenta incesantes ataques aéreos de Estados Unidos en represalia por dar refugio al militante islámico de origen saudita, Osama bin Laden, señalado por Washington como el principal sospechoso de los ataques suicidas del 11 de septiembre contra las Torres Gemelas y el Pentágono, que causaron la muerte a unas 4.600 personas.

"Kandahar está bajo control absoluto del Talibán. Las informaciones de que el Talibán se ha retirado de Kandahar no tienen fundamento, la vida es normal allí", dijo a Reuters el portavoz Maulvi Najibullah, en la pequeña ciudad de Spin Boldak, cerca de la frontera con Pakistán.

El portavoz del mullah Omar, Mohammed Tayeb al-Agha, declaró a la televisión al-Jazeera de Qatar que los informes de la Agencia de Prensa Islámica (AIP) de que el Talibán se retiraría de Kandahar eran "mentiras".

"Tenemos miles de tropas en Kandahar y en las provincias que lo rodean y hemos decidido combatir para retener su control y mantener el gobierno islámico", dijo Tayeb al-Agha.

A su regreso a Kabul, Rabbani dijo que su opositora Alianza del Norte no se aferrará al poder y que da la bienvenida a un gobierno pos-Talibán de base amplia.

"No hemos venido a Kabul para extender nuestro gobierno, hemos venido a lograr la paz. Estamos preparando el terreno para invitar a grupos de paz y a los intelectuales afganos que viven en el extranjero y que también trabajan en pro de la paz", dijo Rabbani en una conferencia de prensa.

"Damos la bienvenida a la formación de un gobierno de base amplia tan pronto como sea posible", reiteró.

"Depende de la seriedad con que tomen estos acontecimientos el pueblo afgano y las Naciones Unidas".

Dijo que la Alianza del Norte respetará la voluntad de la tradicional "Loya Jirga", una gran asamblea tribal de hombres mayores, y de jefes de diversas facciones, para decidir sobre un futuro gobierno.

Rabbani, miembro de la etnia Tayika, quien aún mantiene su escaño en la ONU, no es aceptado incluso dentro de las facciones de la Alianza del Norte.

Muchos grupos anti-talibán prefieren que el depuesto ex rey Zahir Shah, exiliado en Roma, presida el nuevo gobierno en vez de Rabbani.

Después de entrar a la estratégica ciudad de Mazar-i-Sharif la semana pasada, apoyada por el devastador poderío aéreo estadounidense, la Alianza del Norte ha tomado el control de más de dos terceras partes de Afganistán, incluyendo la capital Kabul.

Sin embargo, los residentes de Kabul recuerdan muy bien las intensas disputas entre los líderes de la Alianza cuando derrocaron a los gobernantes comunistas de Afganistán y tomaron la capital en 1992.

Unos a otros se atacaron y surgió una guerra civil con ataques de cohetes a diario en Kabul, causando la muerte de unas 50.000 personas en cinco años.

La ONU quiere gestionar una solución política que incluya a todos los grupos étnicos, y la participación del ex monarca afgano.

Sin embargo, el enviado de Naciones Unidas a Afganistán, Lakhdar Brahimi, dijo el viernes que la Alianza del Norte está obstaculizando las gestiones urgentes para concretar una reunión sobre el futuro político del país.

Después de entrar a Kabul, el ministro de Relaciones Exteriores de la Alianza del Norte, Abdullah Abdullah, dijo que la reunión debería realizarse en Kabul entre todos los grupos étnicos a excepción del Talibán.

Pero la ONU quiere que la reunión se lleve a cabo en un lugar neutral.

Asimismo, jefes de la Alianza del Norte dijeron que no son bienvenidas las fuerzas extranjeras que llegaron a Afganistán el sábado y que desempeñaron una función clave en los éxitos militares contra el Talibán.

La Alianza se opone al despliegue de esa clase de tropas como los 100 soldados de las fuerzas especiales británicas que llegaron a la base aérea de Bagram, cerca de Kabul, y a los efectivos franceses que están en camino, dijo a Reuters un portavoz del grupo de oposición.

Se esperan nuevas conversaciones sobre el tema entre Abdullah y el secretario británico de Relaciones Exteriores, Jack Straw.

"Lo más importante es aclarar que no permitimos a país alguno que pretenda utilizar Afganistán como una base. Si algunos países quieren hacerlo, entonces ese es un tema político muy importante", dijo Engineer Arif, subjefe de inteligencia de la Alianza.

Las fuerzas de la Alianza del Norte dijeron el sábado que un reducido número de tropas británicas podría quedarse para ayudar en labores humanitarias, pero que el resto debería irse del país.

Además de Kandahar, otro enclave principal que aún está en manos del Talibán es la ciudad norteña de Kunduz.

La Alianza del Norte le dio al Talibán un ultimátum para una eventual rendición en esa ciudad.

No obstante, el alcalde de Kunduz, una ciudad situada al borde de una carretera estratégica que lleva al norte hacia Tayikistán y al sur hacia la capital Kabul, pidió a la Alianza del Norte que aplace cualquier ofensiva hasta que haya llevado a cabo negociaciones con el Talibán. (Reuters)

18/11/2001

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