BOGOTA, 9 de noviembre (PL).—El ultimátum de la guerrilla al presidente Andrés Pastrana y la voluntad castrense de recuperar el área de los diálogos por la fuerza tienen hoy a Colombia en los límites de tensión y de ruptura de las conversaciones de paz.

Un viaje de Pastrana a Estados Unidos, considerado un error político por el ex ministro y negociador Augusto Ramírez, dejó el escenario listo para que el general Fernando Tapias retome el lenguaje guerrerista al asegurar el control de los 42 mil kilómetros cuadrados en apenas ocho minutos.

Para los generales, el laboratorio de paz ha sido desde enero de 1999 una espina clavada en su orgullo y hoy desean a cualquier precio acabar con las esperanzas de diálogo y reconciliación sembradas durante casi tres años de acercamientos.

Desde Washington, el jefe de la Casa de Nariño no tiene alternativa a la de mantener el tono duro de su mensaje a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), a las cuales exigió el regreso a la mesa de diálogo.

La tensión es máxima si se tiene en cuenta el cerco total establecido por los mandos castrenses a la zona desmilitarizada, con bloqueo terrestre y fluvial y la cancelación por tiempo indefinido de los tres vuelos comerciales a San Vicente del Caguán, conocida hasta ahora como la capital de las negociaciones.

Pese a los vientos de guerra, el sobrevuelo de naves de combate y la amenaza de ingreso de las tropas al área especial, las FARC mantuvieron firme el ultimátum de 15 días al presidente Pastrana para definir la suerte de las conversaciones.

Un portavoz del movimiento insurgente asegura a Prensa Latina que si en dos semanas el mandatario se niega a suspender todas las restricciones darían por terminado el proceso de acercamiento hacia una salida política al conflicto.

Saldremos de los cascos urbanos de los cinco municipios de la zona desmilitarizada, aunque permaneceremos como antes en las montañas aledañas en la continuidad de la lucha armada por una Colombia nueva y de justicia social, enfatizó el vocero rebelde.

Para las FARC, Pastrana debe garantizar la seguridad a los participantes en el diálogo y pronunciarse en torno a las reiteradas intromisiones de Estados Unidos en los asuntos internos, incluida la amenaza de intervención militar.

El panorama es de suma complejidad y fuentes de la Casa de Nariño confirmaron las gestiones del Alto Comisionado de Paz, Camilo Gómez, con personalidades nacionales y en el extranjero con el fin de encontrar el salvavidas del proceso de reconciliación.