Nacionales
Internacionales
Culturales
Deportivas
05/11/2001
Portada de hoy

La capital contra viento y marea

FÉLIX LÓPEZ

Foto: RICARDO LÓPEZ HEVIAMichelle, como una mujer errática, perdió el rumbo que parecía llevarla a la capital del país. Dicen que la empujó un frente frío. Pero Ciudad de La Habana no escapó a la furia de sus vientos; a las rachas arrolladoras de techos, árboles, postes eléctricos y semáforos; a la lluvia persistente; y a un mar que desbordó sus límites naturales más allá del Malecón...

Entre las 300 personas evacuadas en la Sala Polivalente Kid Chocolate, de La Habana Vieja, hay 67 niños con todas las atenciones médicas y de alimentación aseguradas.

Felicia Acosta Cuesta presintió que el mundo le vendría encima. Los partes meteorológicos auguraban una gran catástrofe. A Felicia, con 98 años y un marcapasos guiándole la vida, se le encogió el corazón. Sabía que de pasar por la capital, Michelle inundaría su vecindario, en la zona baja de la Timba, el humilde barrio del municipio de Plaza de la Revolución.

Felicia Acosta Cuesta, con 98 años y un marcapasos guiándole la vida, está segura y bien atendida en el hotel Los portales de Paseo.

Al principio, la anciana se rehusó a la evacuación; pero a las tres de la madrugada del domingo las autoridades del territorio le advirtieron que no había tiempo de pensarlo. Una hora antes, Mario Bernal, director del hotel Los portales de Paseo, recibió la noticia de que esa instalación turística recibiría a 15 singulares huéspedes. Todos necesitados de solidaridad y de atención médica.

Ahora Felicia descansa tranquila, atendida por dos enfermeras, mientras sigue por la televisión el rumbo del huracán. Sabe que sus familiares y vecinos están a buen resguardo en el edificio del Ministerio de la Construcción. Su suerte es la de 114 811 capitalinos que en caso de catástrofes deben ser evacuados en albergues o se autoprotogen en viviendas seguras de familiares o amigos. Y eso es posible porque en esta Isla ya es común que la solidaridad eclipse las peores tragedias.

EL OTRO HURACÁN

Así es la Revolución a la hora de proteger y defender la vida de su gente. Fue ella la que nos enseñó a movilizarnos siempre con un poco más de fuerzas que la de nuestro adversario. Nos inculcó que la organización, en cualquier circunstancia, siempre nos pone en el camino de la victoria. Y sigue demostrando, por encima de todo, que nada es más importante que un ser humano.

Algunos creyeron exageradas las medidas. Desde el jueves todo estuvo en función de ganarle la partida a Michelle. Un colega guatemalteco recordaba hace dos días en nuestra redacción que cientos de centroamericanos vinieron a conocer el nombre de Mitch muchos días después de que el huracán les arrebatara casas y cultivos. Esos, sin dudas, anhelarían tener un Instituto de Meteorología, un gobierno que los protegiera, líderes que los acompañaran...

Ayer en la tarde, durante un recorrido por la ciudad, Esteban Lazo, miembro del Buró Político del Comité Central del Partido y su primer secretario en la capital, se detenía en los estudios del canal capitalino CHTV, para elogiar la salida al aire de una programación especial informativa para las dos provincias habaneras. Esa, afirmó, fue una gran decisión ante la eminente presencia del huracán en el territorio.

Al conocer el nuevo trayecto de Michelle, Lazo expresó que quedaba una gran preocupación: "El cambio de rumbo, afirmó, no quiere decir que ya la capital no corre peligro. Un fenómeno tan grande puede dejarnos fuertes rachas de vientos y será inevitable la penetración del mar. La preocupación y los esfuerzos por preservar las vidas y los recursos materiales tienen que mantenerse, y al mismo tiempo pensar en la recuperación".

En tres palabras resumió Lazo la estrategia con que la capital y todo el país está enfrentando el fenómeno meteorológico: solidaridad, disciplina e información.

Cuba vuelve a probar que no es con una varita mágica como se organiza a un pueblo. Tras la evacuación hacia albergues de más de 36 000 capitalinos, por ejemplo, existe un trabajo de planificación de transporte, de selección de más de 450 de estos lugares y de 188 centros de elaboración de alimentos, con reservas para diez días. Eso no se logra en horas. Forma parte de la previsión de la Defensa Civil y del Gobierno.

De qué otra forma se podrían articular las distintas fases establecidas, desde la informativa hasta la alarma ciclónica, de no existir la red organizativa con que cuenta el país. Solo en la capital, por ejemplo, se activaron 4 213 puestos de dirección contra catástrofes, desde donde se dirigen todas las actividades a nivel de la comunidad.

GUARDIANES DEL PUEBLO

Casi nunca salen en la televisión, la radio o el periódico, pero es a ellos a los que les corresponde el trabajo titánico de convencer, casa por casa, a los vecinos que deben ser evacuados. Me refiero, sin dudas, a los dirigentes de base del Poder Popular y de los Comités de Defensa de la Revolución. Hombres y mujeres que pasan estas horas de peligros fuera de sus hogares, separados de sus familias.

Así es Lázaro Alfonso, delegado de la Circunscripción 18, del Consejo Popular Prado. Por allí anda mojado todavía, subiendo y bajando las oscuras escaleras de edificios inseguros; persuadiendo a los vecinos del peligro; hablando en tono fuerte si es que hace falta pero muy humano; convenciendo a todos de que lo más importante es salvar la vida. Por más que lo cuente, usted no podrá imaginar lo difícil de esta tarea.

"La gente, dice Lázaro, quiere quedarse en sus casas, cuidando sus pertenencias hasta el final; pero ahí está el peligro, porque uno nunca sabe cuál es el último minuto... A esta hora (2:00 p.m. del domingo) hemos llevado hasta la Sala Polivalente Kid Chocolate a 300 personas, de las cuales 67 son niños, solo por esos últimos vale la pena seguir insistiendo en el tema de la evacuación".

Historias similares se repiten en el Instituto de Diseño Industrial, el campamento de Tarará, la Escuela de Trabajadores Sociales de Cojímar y muchas otras instituciones que son utilizadas hoy como cobija de los que viven en casas inseguras. A veces, esas personas se muestran morosas a la evacuación, pero en cualquiera de ellos se puede encontrar agradecimiento y comprensión de la medida.

Mientras termino de escribir este reportaje, fuertes rachas de vientos sacuden las ventanas de la redacción. La tormenta sigue ahí, empecinada en dejarnos a oscuras. Pero también siguen ahí, despiertos, los hombres que saldrán este lunes a levantar postes y líneas eléctricas, a despejar las vías de suciedad y árboles caídos, y en ayuda de otras provincias que lo necesiten.

Michelle nos ha traído malos ratos, pero también algunas recompensas. Un turista español entrevistado por la televisión reconocía que Cuba es un país organizado: "He visitado Miami y La Habana, pero solo aquí me he sentido seguro. Aquella es una ciudad de cartón, y esta puede ser vieja, pero es dura de verdad".

05/11/2001

Subirtop.gif (129 bytes)

Portada de hoy