Nacionales
Internacionales
Culturales
Deportivas
25/12/2001
Portada de hoy

¿Guerra a la multitud?

ORLANDO ORAMAS LEON

Al jefe del Pentágono, Donald Rumsfeld, se le escapó reconocer que Estados Unidos quizás nunca pueda atrapar al saudita Osama bin Laden, a quien Washington atribuye la responsabilidad por los atentados del 11 de septiembre.

APLa afirmación, de la cual luego trató de distanciarse, reemplaza de golpe el argumento esgrimido hasta ahora para la guerra desatada contra Afganistán, toda vez que el propio Pentágono ha dicho que los supuestos centros de entrenamiento y cuarteles de Al Qaeda, de Bin Laden, han sido prácticamente destruidos o desarticulados en la nación asiática. Eso, según los propios reportes y videos propagandísticos del Pentágono.

Aquella frase al estilo cowboy del presidente George W. Bush de que quería a Bin Laden "vivo o muerto", va quedando relegada por los verdaderos propósitos de la guerra. Rumsfeld lo dejó en pie: aunque no se capture a Bin Laden, de todas formas el régimen talibán será derrocado.

Y aunque luego el Secretario de Defensa relativizara sus declaraciones al diario USA Today al decir que: "de vez en cuando supongo que las cosas salen de mi boca en la forma equivocada" y agregar: "creo que lo vamos a atrapar", al final del entuerto sí metió la pata irremediablemente. Vean lo que dijo: "Estamos haciendo lo humanamente posible para encontrar a Bin Laden". Y debió haber concluido que lo inhumano es precisamente lo que caracteriza a la ola de bombardeos contra Afganistán, empobrecido país contra el cual el propio Rumsfeld no excluye "el uso de armas nucleares", como acaba de declarar a la CNN.

Luego de tres semanas de sembrar de bombas a las ciudades afganas, el funcionario afirmó que el enemigo "no tiene ejércitos con los que uno pueda ir a enfrentarse, con marinas o fuerzas aéreas de guerra".

Pero el reconocimiento, no desmentido, resulta tardío. Estados Unidos tiene desplegados varios grupos de combate encabezados por portaaviones en la zona, desde donde despegan decenas de misiones de vuelo diarias para atacar a Afganistán, junto a los bombarderos B-52, B-1 y B-2.

Con una franqueza inusitada, Rumsfeld aseguró que "aun si Bin Laden desapareciera mañana mismo, el mismo problema seguirá existiendo". Pero se queda otra vez corto al abordar el tema del terrorismo. Y lo cierto es que a la Casa Blanca no le interesa encarar las causas y orígenes de ese flagelo, pues muchas de sus causales tienen que ver con la propia política imperial de los Estados Unidos.

Ahora, según el jefe del Pentágono, "no se trata de Afganistán o del pueblo afgano, sino de una red tendida en todo el mundo". Si no se trata del pueblo afgano, entonces por qué las bombas inteligentes destruyen depósitos de la Cruz Roja e impactan en mezquitas y aldeas, me pregunto.

¿Y qué hacen las tropas especiales estadounidenses operando en territorio afgano y con bases en Uzbekistán y otros países de la región? ¿No tendrá esto que ver con las apetencias de la actual administración (con fuertes intereses en la industria petrolífera) con las abundantes reservas de crudo en Asia central?

Pero volviendo al pretexto esgrimido, Donald Rumsfeld concluye: "No buscamos a una persona, buscamos a toda una multitud". La referencia tiene que ver con las amenazas de Estados Unidos de atacar a otras naciones bajo cargos de apoyar al terrorismo, lo cual supone la probable secuencia de nuevas guerras.

Pero si de multitudes se habla, el jefe del Pentágono no debe subestimar a las multitudinarias protestas que los bombardeos contra Afganistán están provocando en el mundo, en particular en naciones islámicas.

Si de atacar multitudes habla, tampoco debe obviar a los miles de palestinos que enfrentan con piedras a los tanques y no han podido ser disuadidos ni por los terroristas israelíes. Y si busca multitudes, quizás se encuentre también con los más de 800 millones de seres humanos desnutridos por la pobreza.

En ese conglomerado humano, además de incubarse la insalubridad y otros males inoculados por la marginación, también se cocinan los sentimientos de inconformidad y desesperación. Y ese no es un problema que las bombas inteligentes, ni las atómicas, vayan a resolver, de la forma "humanamente posible" que refiere Donald Rumsfeld.

25/12/2001

Subirtop.gif (129 bytes)

Portada de hoy