BOGOTA, 26 de octubre (PL).—El presidente colombiano, Andrés Pastrana, mantuvo hoy el silencio en torno a las declaraciones injerencistas de la embajadora de Estados Unidos, Anne Patterson, sobre el interés de extender a este país la cruzada contra el terrorismo.

La ausencia de reacción del mandatario ante los reiterados y agresivos pronunciamientos de la diplomática norteamericana suscitó la más airada polémica de la oposición que presiona al jefe de la Casa de Narino para que responda de alguna manera y así tranquilizar para bien o para mal a la opinión pública.

El dirigente comunista y miembro de la comisión de notables Carlos Lozano emplazó a Pastrana por su silencio cómplice con Washington en sus planes de agredir a Colombia con el pretexto de acabar con el terrorismo internacional.

Según expresó Lozano, la amenaza de intervención directa estadounidense está latente por el marcado interés de vincular a la insurgencia con el narcotráfico y el terrorismo en procura de los argumentos hacia la eventual agresión.

La embajadora Patterson insistió en las últimas horas y por segundo día consecutivo en que la insurgencia es igual o peor que Osama bin Ladem, saudita al cual Washington acusa de los atentados del 11 de septiembre y contra quien libra una guerra ciega en Afganistán.

Sectores políticos en el Congreso y el candidato presidencial Luis Eduardo Garzón advirtieron sobre el peligro de las palabras de Patterson, y peor: el proceso de paz con los rebeldes está en un punto muerto y los ataques, aún verbales, de Estados Unidos lo conducen hacia el abismo sin que el mandatario reaccione ante la intromisión en los asuntos internos, expresó Garzón al recordar que Pastrana dialoga con la insurgencia por no considerarlos ni terroristas, ni narcotraficantes.

Dos salidas tiene el líder conservador en su sorpresivo viaje a Washington la semana próxima y hacia este periplo están centradas las miradas de colombianos y la opinión internacional.

Analistas consultados por Prensa Latina consideraron como un rumbo inteligente el de pedir a su homólogo George W. Bush dejar los pronunciamientos injerencistas o , por el contrario, recomendar la retirada de la embajadora.

La interrogante es si Pastrana tiene la capacidad y valentía similares a la de su antecesor Ernesto Samper, quien logró por motivos semejantes la salida de Myles Freychet.

Sin embargo, nadie duda de la segunda variante durante la visita al país norteño relacionada con la posibilidad de intercambiar con sus autoridades acerca de presuntos planes dirigidos a fortalecer la lucha contra la guerrilla con los mismos argumentos presentados para invadir a Afganistán.