Los "errores" del imperio

ELSON CONCEPCION PEREZ

Dice el diccionario de la gramática española que "error" es una opinión falsa, una equivocación de cálculo, un descuido, un lapsus, y hasta una aberración.

Y, si se elabora alguna edición moderna de diccionario, digamos de la última década, habría que buscar otra acepción de la palabra error, con lo que dicen los voceros, funcionarios y hasta el Presidente norteamericano, cuando quieren justificar los cohetes y las bombas que caen sobre escuelas, viviendas, iglesias, hogares de ancianos, y hasta embajadas.

Recuerdo, porque los vi con mis propios ojos, los llamados errores o daños colaterales cometidos por la aviación estadounidense durante sus 78 días de bombardeos contra Yugoslavia.

¿Qué "error" , y qué horror, aquel misil lanzado por un avión yanqui que cayó sobre la vivienda de la señora Macic, en el centro de Belgrado, y desapareció de la faz de la tierra a su pequeña hija de dos años?

Seguro que fueron "errores" a lo Made in USA, los cohetes que cayeron sobre la televisión serbia (17 periodistas y técnicos muertos, dos de ellos cuyos cuerpos despedazados no se pudieron reconstruir); o las bombas que alcanzaron, también en Belgrado, la Embajada china y donde murieran periodistas del país asiático.

Un hospital destruido, los puentes sobre el Danubio echados abajo por misiles y bombas lanzadas desde aviones norteamericanos y británicos, 80 niños yugoslavos despedazados por esos bombardeos, fábricas destruidas, barrios incendiados, plantas de calefacción y de energía eléctrica destruidas para que los habitantes que no murieran por las bombas, no pudieran subsistir ante el frío que se acercaba; todos, por supuesto, "errores".

¡Qué "errores" aquellos cuando los aviones Made in USA ametrallaron el convoy de civiles o el ferrocarril lleno de mujeres y niños que huían de la agresión!

Todo eso, en el diccionario de la muerte editado por Estados Unidos, son errores de quienes aprietan el gatillo en esta especie de cacería humana emprendida por Washington contra aquello que le parezca enemigo.

Antes de Yugoslavia 1999, los "errores" de las fuerzas armadas estadounidenses se habían puesto de moda con Iraq, cuando una o cientos de sus bombas cayeran sobre poblaciones civiles, vehículos, palacios, u otros lugares.

También cuando invadieron Panamá se cometieron muchos "errores", causantes de cientos de muertos que luego fueran encontrados en fosas comunes.

Así hemos llegado al primer gran genocidio del presente siglo: los ataques a Afganistán.

Y el diccionario de la muerte siguió facilitando sus páginas para que el Imperio continuara cometiendo "errores".

Un misil sobre un hospital en la ciudad afgana de Herat; una bomba de 500 libras que "por equivocación" cayó sobre una guardería infantil en momentos en que los niños estaban por llegar; un hogar de ancianos pasto de las llamas tras el impacto de un misil; viviendas de civiles blanco de las bombas de 2 000 libras lanzadas desde los más modernos aviones salidos del Complejo Militar norteamericano; mezquitas destruidas...

En fin, una lista que desgraciadamente engrosa cada día con nuevas víctimas los "errores" del imperio.