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25/12/2001
Portada de hoy

Desde casi el centro del mundo, médicos cubanos

Dos pinareños en apuros

Texto y fotos: JOEL GARCIA

MONGOMO.—La tranquilidad de uno de los distritos más alejados de la capital de Guinea Ecuatorial es casi paradisíaca. Aquí pasa como en cualquier pueblo de campo de Cuba, todos los habitantes se conocen o son familia. La brigada médica cubana que labora hace más de 18 meses se ha insertado en el ritmo habitual de la ciudad con dedicación, entrega y mucho amor. Dentro de ella, dos pinareños, dos enfermeros, toman la punta cuando de corre-corre se trata, Felicia Pedroso y Roberto Fernández.

MAMA FELA, TOMA POSESION EN GUINEA ECUATORIAL

Los 50 años de Felicia Pedroso, recién cumplidos en la nación africana son la auténtica síntesis de experiencia y sacrificio. El hogar materno de Candelaria hace un buen rato que no la tiene de directora —por primera vez en 8 años—, pero en el distrito de Mongomo su labor de enfermera obstetra le ha ganado ya más de un agradecimiento.

Para todos los integrantes de la brigada, la pinareña es sencillamente Mamá Fela, organizadora eficiente del salón de parto del hospital Juan Mañe Ondo, líder en el trabajo de orientación con las comadronas de los poblados y responsable feliz del alumbramiento de más de 50 criaturas.

Como si hubiera sido ayer mismo, recuerda con tristeza la muerte de un gemelo que llegó al hospital dos días después de haber nacido el otro. "Luchamos por salvar a la madre, pues el feto estaba muerto", explicó la también profesora de la Facultad de Ciencias Médicas en Pinar del Río y madre de un futuro enfermero con calificación de excepcional por su rendimiento.

Sin embargo, la curiosidad periodística nos llevó a descubrir una de las tantas cosas que dejó esta mujer en su tierra. Para Felicia Pedroso la misión en Guinea Ecuatorial representó alejarse de su puesto de delegada en la circunscripción número 7 de Candelaria, luego de tres mandatos seguidos.

Aquí no existen las rendiciones de cuenta pero la lucha es igual de intensa. El ejemplo más elocuente es el niño salvado, tras 3 días de demora del trabajo de parto, pues la madre se trataba con curanderas. Consejera de madres jóvenes con 14 y 15 años, Felicia no puede olvidar el parto de una maliense, que le aportó su primera nieta de corazón en Africa, Bia, y le valió el respeto de las nativas de Mali instaladas en tierras ecuatoguineanas. Ya todas piden parir con Felicia.

SALUD Y CULTURA PARA LOS NIÑOS DE MONGOMO

Aquella tarde los tiros se sucedieron a la desbandada en Mongomo, distrito del este continental de Guinea Ecuatorial. Varios militares resultaron heridos, pero al licenciado en enfermería, Roberto Fernández llegó uno extremadamente grave.

La misión era evacuarlo hacia la capital de la región continental, Bata. Su vasta experiencia en el sistema de urgencias de Pinar del Río le permitió dar los primeros auxilios en los casi 300 kilómetros de traslado.

Torniquete de un pedazo de palo, dos transfusiones de sangre y ventilación manual en las casi 5 horas de viaje, le merecieron el premio de una vida salvada y el agradecimiento eterno del militar y su familia.

Como este caso, el también jefe del sistema de urgencias del pediátrico vueltabajero, ha enfrentado varios desde su llegada a tierras ecuatoguineanas. Recuerda el de aquella niña gabonesa, que tras fallar en su intento por trepar a una mata de mangos, sufrió un terrible accidente.

Con fractura abierta en el cráneo y sangrando la recibió el enfermero intensivista en el hospital de Mongomo. La evacuación hasta Bata correría una vez más por él. Compresas en la herida constantemente, sueros de clorosodio, ventilación manual y mucha calma le permitieron entregar con vida en la capital de esa región a la pequeña, aunque tenía pérdida de conciencia casi total.

Para el pinareño lo más impactante y doloroso de su labor en este país es el pago de hasta el mínimo servicio sanitario, algo que cuenta a su familia y amistades para que aprecien cada día más la clase de Revolución con que contamos en un mundo inexplicable en lo que a justicia social se refiere.

Ni las limitaciones ni la desesperación inicial por la falta de recursos han provocado muertos en los 5 traslados de urgencia practicados. Roberto es la garantía.

El incansable enfermero pediatra- emergencista de Consolación del Sur, sigue encontrando en los niños el reflejo más certero de cuánto se aprecia la vida. En el apartado distrito donde cumple su primera misión internacionalista, no le ha bastado ayudar a recuperarlos de meningoencefalitis o luchar contra la muerte cuando se robó un pequeño con tétano, luego de 7 días de cuidados especiales.

El pinareño anda ahora en trajines culturales. Prepara dos obras de teatro con alumnos del poblado de Akoakan, las cuales fueron presentadas como plato fuerte el 12 de octubre, en las festividades por el Día de la Independencia nacional de Guinea Ecuatorial.

Los temas de ambas propuestas: la ginecología y el sistema de urgencias han levantado el revuelo esperado. Con la mente puesta en las conclusiones de un trabajo científico sobre la morbi-mortalidad en el hospital de Mongomo nos despedimos de Roberto, uno de los cubanos que más apuros ha pasado en Africa y que persiste en hacer historia.

25/12/2001

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