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De cara al Mundial de Béisbol ¿Será un cubano el nuevo campeón de bateo? SIGFREDO BARROS Cuando el próximo 6 de noviembre el estadio Tien-Mou, seguramente repleto de una punta a la otra, comience a servir de escenario a la ceremonia oficial de apertura del XXXIV Campeonato Mundial de Béisbol, muchas serán las preguntas que comenzarán a recibir respuesta en la medida que el torneo avance. Pero una tendrá, obligatoriamente, que esperar hasta el miércoles 14 de noviembre: ¿quién será el nuevo campeón de bateo?
Puente fue el que más bateó en La Habana 1971. Por regla general, esta distinción individual —una de las más codiciadas en este deporte— está reservada principalmente para hombres de buen tacto y piernas veloces, capaces de convertir un aparente inofensivo roletazo en un jit. Pero hay excepciones, como Orestes Kindelán, un reconocido slugger que ha ganado en dos ocasiones el título de bateo. El primero en llevarse el "gato al agua" resultó ser el nicaragüense Sam Garth, quien pegó 9 jits en 18 turnos en el segundo torneo del orbe (en realidad, una triangular entre cubanos, nicas y norteamericanos) y promedió 500. Garth, un hombre con vista de águila y reflejos felinos, fue uno de los poquísimos bateadores de ese torneo que no se ponchó, además de no cometer errores en el jardín central. Sin embargo, fue algo así como un ave de paso, pues no volvió a integrar el equipo de su país en ninguna otra competencia de nivel internacional. No fue hasta el V Campeonato Mundial que un cubano pudo conseguir el anhelado galardón. Fue el receptor-inicialista Andrés Fleitas, quien promedió 405, con 15 inatrapables en 37 turnos; curiosamente, otros tres jugadores cubanos promediaron más que él, entre ellos Luis Suárez, cuyo average fue un astronómico 579... pero con solo 19 veces oficiales al bate, insuficientes para aspirar al título. Como es lógico suponer, Cuba, ganadora de 22 campeonatos mundiales, ha sido igualmente el país con más líderes de bateo: 8 hombres han conquistado, en total, 10 trofeos y 2 de ellos, Fleitas y Kindelán, únicos con dos a su haber. La relación se completa con 5 nicaragüenses, 4 dominicanos, 4 colombianos, 2 panameños, 2 puertorriqueños, y uno per cápita de Japón, México, Holanda e Italia. Y para que ustedes calculen hasta qué punto un título de bateo tiene importancia para algunos, aquí les va una anécdota de algo acontecido en un juego de pelota, hace ¡61 años atrás! Era la tarde del 6 de octubre de 1940. Se jugaba el último partido del III Campeonato Mundial, Cuba vs. Nicaragua, con dos estelares en el box: Conrado Marrero vs. Jonathan Robinson. Empate a cuatro carreras. Ultimo inning, los nicas con hombre en circulación y en turno nada menos que Jonathan Robinson, el pitcher, quien también era en ese momento líder de los bateadores con average de 444 (de 36-16). Si fallaba, Robinson perdía el liderato, pues el jardinero central de Cuba, Silvio E. Rodríguez, compilaba 433 (30-13). Y en esa situación, el mentor nicaragüense optó por ¡sustituir a Robinson! y traer de emergente a "Chiriquín" García, con el claro objetivo de preservarle a su discípulo la distinción de campeón bate. Afortunadamente para él, "Chiriquín" pegó un doblete salvador que remolcó la carrera del triunfo, primero de los cuatro obtenidos frente a Cuba en 28 partidos entre ellos.
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