Artes plásticas, intervención pública

Un ánfora griega fue solo un objeto útil para almacenar hasta que almacenó tanta historia que la humanidad lo convirtió en una obra de arte, lo que subvirtió sus valores. Invertir esta tesis, al subordinar la naturaleza estética del arte a la utilitaria, fue la premisa que guió a Elvia Rosa Castro y a otros veinte artistas, de casi todas las provincias del país, a introducir productos artísticos en un centro diseñado para el consumo mercantil.

Lo creado e instalado en el Burgui de 23 y G deja de ser válido como propuesta utilitaria para el consumidor, justo, cuando este intenta interactuar con ella, entonces se produce el descubrimiento de la verdadera intencionalidad.

La plástica no ha invadido a la cafetería, ni sus "gerentes" han abierto allí una galería. Los artistas solo han propuesto una convivencia transgresora y travestida de productos tridimensionales que podrán ser asumidos o no de acuerdo al paladar estético del visitante.

Se trata, pues, de una experiencia a tener en cuenta en los proyectos de socialización del arte. Y de un buen comienzo para el Primer Congreso de la Asociación Hermanos Saíz. (A. D. A.)