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22/02/2002
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Las víctimas civiles, principales blancos

WASHINGTON, 14 de octubre.—Al comenzar la segunda semana de bombardeos contra Afganistán dando golpes a ciegas que han cobrado la mayor parte de las víctimas entre la población civil los analistas políticos aseguran que las dificultades parecen asomar en el horizonte de la estrategia estadounidense en el país asiático, y según dicen, Washington evalúa la posibilidad de infiltrar comandos al tiempo que descarta una intervención masiva terrestre.

REUTERS

Deambulando hacia las fronteras, miles de niños sin hogar ni familiares.

Las próximas operaciones se perfilan difíciles para Estados Unidos y sus aliados cuando tengan que concretar acciones terrestres, según los expertos.

El vicepresidente estadounidense, Dick Cheney, mencionó por primera vez, el viernes, la posibilidad de una intervención más importante de las fuerzas especiales infiltradas por medio de helicópteros, reporta la agencia AFP.

"Se sabe que la acción militar (...) probablemente se centre en el aire, quizás en operaciones especiales", señaló Cheney a la televisión pública.
AP

Bombas sin estallar y restos de un misil crucero fueron fotografiados por un grupo de periodistas que el régimen talibán dejó entrar en Jalalabad. 

Según Christopher Hellman, experto del Centro Independiente de Información de Defensa, los comandos especiales como los SAS británicos, los franceses y los Delta Force y SEALS estadounidenses seguramente están recogiendo información de inteligencia militar para entrar en combate.

El ministro británico de Defensa, Geoff Hoon, declaró que una intervención en tierra, "aún en estudio", tendría lugar en las próximas semanas —antes del invierno— o sería aplazada hasta la primavera.

El secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, señaló que los bombardeos seguirán sobre objetivos ya definidos: sobre lo que queda de la defensa antiaérea, aeropuertos y sobre "los objetivos imprevistos".

El Pentágono, que admite no haber localizado a Bin Laden, evitó ataques masivos contra concentraciones de tropas talibán, especialmente cerca de las líneas del frente de combate con la oposición armada, la Alianza del Norte, agregó la fuente.

Rumsfeld declaró que Estados Unidos quiere favorecer —a término— la progresión de la oposición "en las zonas bombardeadas", y alentar la deserción de los talibanes que estuvieren en desacuerdo con su jefe supremo, el mullah Mohamad Omar.

Pero Washington, que pretende derrocar el régimen talibán que rehúsa entregar a Bin Laden, vacila aún ante la posibilidad de generar un vacío de poder en Kabul que pudiera ser llenado por etnias no afines a Estados Unidos.

Los bombarderos B-1, B-52 y B-2 y los misiles de crucero atacaron durante toda la semana —a excepción del viernes, fiesta musulmana— campos de entrenamiento presuntamente dirigidos por Bin Laden y centros militares del gobierno, según declaraciones de voceros del Pentágono.

Sin embargo, periodistas occidentales invitados por el régimen afgano para verificar in situ los verdaderos blancos de los ataques norteamericanos comprobaron que poblaciones enteras en Jalalabad fueron arrasadas y el hedor de los cadáveres sepultados entre las ruinas era insoportable.

Mientras, en todo el mundo crecen las protestas contra la guerra como opción al enfrentamiento contra el terrorismo cuando a dos semanas de iniciados los ataques, Estados Unidos continúa sin dar pruebas de la culpabilidad de Osama bin Laden, presunto autor de los condenables hechos del 11 de septiembre último.

22/02/2002

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