La lucha contra el
terrorismo
tiene que ser genuina, sin dobleces
Expresan diputados en
sesión extraordinaria
de la Asamblea Nacional
María Julia Mayoral
En estos momentos en que en el
mundo se habla de luchar contra el terrorismo, en que se le condena y se
le repudia por todas partes, nosotros sinceramente tenemos la voluntad y
la decisión para que esa lucha cuente con nuestra participación,
recalcó ayer Ricardo Alarcón en sesión extraordinaria de la Asamblea
Nacional, convocada en homenaje a las víctimas del atentado terrorista
contra un avión cubano el 6 de octubre de 1976.
El Presidente del Parlamento
llamó a librar un combate verdaderamente genuino, sin las actitudes
discriminatorias, por las cuales durante muchos años múltiples hechos
terroristas comprobados y demostrados, como los realizados contra Cuba, no
han tenido la necesaria sanción.
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ARNALDO SANTOS |
Todo lo que afirmamos está
rigurosamente sustentado en hechos probados y reconocidos, así lo
reafirmó Alarcón al exponer ayer una pormenorizada relatoría de las
pruebas existentes, entre las cuales incluyó declaraciones de los
terroristas, documentos oficiales de EE.UU. desclasificados por sus
instituciones, así como testimonios de los mafiosos publicados en la
prensa estadounidense e investigaciones realizadas por cuerpos
especializados de varios países.
Entre los diputados que
intervinieron sobre el tema estuvo también el reconocido escritor y
periodista Enrique Núñez Rodríguez, quien consideró la necesidad de
actuar contra todos los actos terroristas y evitar el castigo de personas
inocentes como los niños afganos ajenos a la tragedia. El número de
víctimas —dijo— no hace un crimen más execrable que otros, la muerte
de un solo inocente, es suficiente.
Sobre la participación de la
CIA y la mafia contrarrevolucionaria de origen cubano en las acciones
contra nuestro país, abundó posteriormente Lázaro Barredo, quien
calificó tales hechos como una muestra evidente del terrorismo de Estado,
fomentado por EE.UU.
En opinión de la diputada
Norma Vázquez, los cubanos tenemos la posibilidad real de comprender en
toda su dimensión la tristeza y la conmoción del pueblo norteamericano,
pues el nuestro ha sido por más de cuarenta años, el más golpeado por
esos actos criminales. Esas vivencias deben servir —consideró— para
reforzar el combate contra el flagelo del terrorismo, salvando la paz, la
dignidad y la independencia.
Expresiones similares de
respaldo tuvieron otros muchos parlamentarios, entre ellos Juan Luis Wash,
Pastor Felipe Arencibia, Isadora Villar y Ricardo Alarcón. Este último
aseguró estar particularmente conmovido por los hechos del pasado 11 de
septiembre, pues en Nueva York vivió y trabajó una buena parte de su
vida, y aprendió a admirar la nobleza, la generosidad, los valores de esa
población.
Entre los oradores primó la
idea de reclamar justicia para nuestras víctimas, sin acudir a guerras,
las cuales en vez de aportar soluciones ahondarán las bases para todos
los tipos de terrorismo. En ese sentido se pronunciaron Luis Manuel
Ramírez Villazana y Rogelio Polanco, quienes advirtieron el peligro en
desarrollo para toda la humanidad cuando se trata de imponer "la ley
de la selva" en las relaciones internacionales.
Solo la doble moral y el
cinismo de nuestros enemigos —aseveró Polanco— explican cómo
después de utilizar métodos terroristas contra Cuba durante décadas,
financiar esas acciones e involucrar en su dirección a parte de las
instituciones norteamericanas, ahora traten de exigir a las demás
naciones el cumplimiento de las regulaciones internacionales en esa
materia.
El reverendo y diputado Raúl
Suárez recordó que en los momentos del crimen de Barbados, muchas
naciones poderosas guardaron prácticamente un silencio total. Tal vez
recibimos —dijo— una que otra nota de condolencia, en parte de las
cuales hasta midieron las palabras usadas, evitando una condena al
terrorismo. Opinó que en el mundo ese fenómeno se enjuicia de modo
maniqueísta: bueno cuando sirve a los intereses de los poderosos, y malo,
cuando va contra ellos.
El terrorismo —según
calificó— es demoníaco venga de donde venga y haga quien lo haga.
Jamás podremos aceptar como pueblo esa visión falsa; siempre estaremos
del lado de la paz.
Por último el líder
religioso sostuvo que participaban en la reunión de la Asamblea no para
rendirle culto a la muerte, sino para celebrar la vida, porque la última
palabra de la humanidad jamás será la mentira, el odio, la injusticia.
La última palabra será definitivamente para los que promueven la paz, la
justicia, el amor y la vida.
Al concluir el debate, Ricardo
Alarcón señaló que ha llegado la hora de la verdad, pues los Estados
Unidos promovieron recientemente una resolución aprobada por el Consejo
de Seguridad de la ONU, la cual exige a todos los estados no brindar
ningún tipo de apoyo al terrorismo, y es de esperar que EE.UU. cumpla con
esas normas, de modo sincero, sin dobleces.
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