Como parte del programa para eliminar las
fuentes contaminantes de los ecosistemas de montaña y sus cuencas
hidrográficas, se extendió el despulpe ecológico del café a 36
unidades del Plan Turquino cubano.
Rafael Queralta, presidente del Grupo
Empresarial de Agricultura de Montaña, explicó que ese método se aplica
desde el último trimestre de 1998 y funciona con éxito en la Sierra
Maestra y el macizo Nipe-Sagua-Baracoa, donde se concentra el 80 por
ciento de la producción cafetalera del país.
Tales acciones repercutirán en la
eficiencia y la calidad de la actual cosecha cafetalera, y por su
importancia se extendió a tres despulpadoras del Escambray y a dos de
Pinar del Río.
Entre sus beneficios figuran la reducción
en un 75 por ciento del impacto ambiental que provocan los residuales
durante el proceso agroindustrial, y la disminución de los
costos del cultivo que determina la base económica fundamental del Plan
Turquino cubano.
Por esta vía se logra una equivalencia de
un litro de agua por kilogramo de café lavado. Además, permite
recircular el agua al eliminarle las sustancias tóxicas.
En el país se utilizan como promedio 20
litros de agua por kilogramo de café lavado, con la situación más tensa
en el centro y el occidente, donde los equipos son más ineficientes y
afectan en mayor medida la biodiversidad.
Las deficiencias registradas en el
beneficio húmedo por la vía tradicional incidieron en que solo se
obtuviera al cierre de la campaña precedente un 30 por ciento de granos
con calidad exportable.
Las mejores experiencias las desarrollan
las provincias de Santiago de Cuba y Guantánamo, las mayores productoras
de café en el país.
Cuba cuenta en la actualidad con más de
ocho mil caballerías dedicadas al cultivo del café, y en ellas están
ubicadas 323 despulpadoras, cuyos residuales dañan el entorno porque son
vertidos directa o indirectamente a ríos, cañadas y otras fuentes de
escurrimiento superficial de las aguas.
A partir de la aplicación de este método
el destino de estos muestra mejor situación, porque las unidades disponen
de depósitos colectores o los acumulan de modo rudimentario para
utilizarlos como abono orgánico de alto valor nutritivo.