Sin olvidar su ausencia
ALFONSO NACIANCENO
Hay fechas cifradas con dolor
en la memoria de los pueblos. Días que unen para siempre la sangre
inocente y la ira por la culpa aún sin castigo.
No porque hayan pasado 25 años
de aquel 6 de octubre pensamos menos en ellos y en la justicia tantas
veces reclamada. Millones de cubanos enardecidos se aprietan en un haz
frente a tanta cobardía.
Indelebles imágenes de
familias destrozadas por la tristeza de ya nunca más abrazar al joven
hijo que no dejaron regresar con su medalla de campeón centroamericano de
esgrima. Una foto, tal vez tomada antes del viaje a Venezuela, quedó como
único asidero sobre el cual llorar la ausencia.
Y así han sido estos años.
Sin olvidar que sus asesinos permanecen impunes fraguando nuevas matanzas,
explicarle al niño, que ya es hombre, por qué no conoció a su padre, y
por qué no halla consuelo a la falta de ese amor un día arrebatado.
Hoy, cuando al mundo lo sacude
otra tragedia sin precedente, cuando muchos contraponen racionalidad a la
infamia que quieren imponernos unos pocos, la humanidad ha de meditar. Llámenles
terroristas, criminales o asesinos, su despreciable manto ha caído en no
pocas ocasiones sobre el pueblo cubano, que bien los identifica y jamás
perdonará.
Hay fechas cifradas con dolor
en la memoria de los pueblos. Y el 6 de octubre de 1976 es una de ellas.
Publicado: 4-10-2001
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