MOSCU, 4 de octubre (PL). — El
vicedirector de la compañia aérea rusa Sibir para asuntos de seguridad,
Viktor Alexeev, viajaba a bordo del avión TU-154 de esa misma aerolínea,
el cual se desplomó hoy en aguas internacionales del mar Negro.
De acuerdo con la primera sustituta del
director general de esa empresa, Natalia Fileva, el funcionario viajaba en
ese avión como parte de un trabajo de inspección, por lo cual debió
encontrarse en la cabina del piloto al producirse el incidente.
Fileva reconoció que existen
contradicciones entre la lista de los compradores de los boletos en Israel
y los pasajeros en esa nave.
Entre ellos, se encuentran 15 rusos y 51
israelíes, así como 12 miembros de la tripulación de ese avión, el
cual patrio de Tel Aviv.
Por su lado, el vocero del Servicio Federal
de Seguridad (SFS) ruso, Alexander Zdanovich, señaló que aunque se
cuenta con muy poco tiempo para hacer conclusiones sobre las causas de ese
hecho, no se descarta la posibilidad de un acto terrorista.
Zdanovich consideró que se debe obtener una
descripción más detallada por parte de los pilotos armenios que viajaban
en un avión AN-24 y pudieron observar de cerca un estallido en pleno
vuelo del TU-154 y otro al hacer contacto con el agua.
Asimismo, el canal de televisión ORT cita
a medios de prensa estadounidenses que se refirieron a la posibilidad de
que el avión fuera derribado por un cohete lanzado en el marco de las
maniobras desarrolladas por la defensa antiaérea ucraniana en un
polígono de la península de Crimea.
El canal ORT confirmó que en esos
ejercicios se efectuaron al menos 20 disparos con los sistemas coheteriles
S-300, a sólo unos 100 kilómetros del lugar donde se estrelló el
TU-154.
Ese complejo antiaéreo tiene un alcance de
334 kilómetros, aunque por lo general en esos juegos de guerra se
utilizan salvas.
La misma fuente señala que el Pentágono
posee pruebas sobre ese suceso en el cual, supuestamente, uno de dos
misiles lanzados en esa maniobra derribo al avión de pasajeros.
Por el momento, se desconoce la reacción
del gobierno ucraniano.
Al respecto, Zdanovich reveló que los
pilotos no recibieron ninguna amenaza durante ese vuelo.
Un grupo multidisciplinario se trasladó a
la zona del desastre, a unos 180 kilómetros al sur de la ciudad rusa de
Nobosibirsk, para sacar conclusiones de ese hecho, subrayó.