Amenazante discurso de Bush ante el Congreso en pleno

WASHINGTON, 20 de septiembre.—El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, profirió hoy fuertes amenazas bélicas contra el gobierno de Afganistán en un discurso belicista en el que demandó la entrega completa de los dirigentes de la organización Al Qaida, que dirige Osama Bin Laden, al que acusó de los atentados a Nueva York y Washington.

Según la agencia Reuters, Bush exigió al gobierno talibán también la clausura de todos los campamentos que supuestamente tiene la organización terrorista Al Qaida en Afganistán, que proporcione inmediatamente acceso de Washington a todos ellos para asegurarse de que no están operando y que libere a todos los extranjeros presos.

Asimismo, señaló que el gobierno talibán debe cumplir esas demandas o correr la suerte de los terroristas.

En un discurso pronunciado ante el pleno de la Cámara de Representantes y el Senado, y en presencia del primer ministro británico, Anthony Blair, el Presidente declaró que todos los recursos —que según AP pueden llegar a 100 000 millones de dólares—, desde gestiones diplomáticas, datos de inteligencia, armas de guerra e influencia financiera, serán dedicados a la campaña que se inicia contra el terrorismo.

El mandatario aclaró que se trata de una guerra larga y habrá que tener paciencia.

En tono igualmente amenazador y de mando y pensamiento únicos, dirigido a los gobernantes del mundo, señala AP, Bush expresó que "o están con nosotros o están con los terroristas".

Como una de las medidas para proteger la seguridad de Estados Unidos, anunció la creación de una Oficina de Seguridad Interna, con nivel ministerial, al frente de la cual estará Tom Ridge, actual gobernador de Pennsylvania.

Declaró que en ocasiones habrá bombardeos transmitidos por televisión, pero habrá también operaciones encubiertas, según EFE.

Respecto a la economía, Bush indicó que era sólida y prometió asistencia económica a las líneas aéreas, más medios a los servicios policiales y reconstruir la ciudad de Nueva York.

Por motivos de seguridad, el vicepresidente Richard Cheney se encontraba en un lugar oculto para evitar que todo el gobierno estuviera concentrado en un mismo lugar.