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Bueno pa' gozar

Livia Rodríguez Delis

Cualquiera que haya pasado en noches anteriores por la Sala Avellaneda del Teatro Nacional, hubiese jurado que todos los grupos participantes en el XIII Festival Internacional Benny Moré que allí se presentaron eran cubanos. Pero no. Orquestas holandesas, japonesas, además de las nuestras, se dieron cita en dicha sala y demostraron, con sumo respeto y calidad, el legado que el Bárbaro del Ritmo ha dejado por todo el mundo.

ALBERTO BORREGO  

Cienfuegos, sede principal del Festival, ha visto afectada la programación por la lluvia. Pero en locales cerrados estuvieron valores cienfuegueros, como Los Novo.

La agrupación holandesa Rumbatá, bajo la dirección de Jaime Rodríguez, constató que los patrones musicales del sonero mayor sirven de guía para muchos en varios sitios del planeta. Integrada por músicos europeos y latinoamericanos inició la presentación de la segunda noche del encuentro, con el ritmo de la timba que tanto gusta al cubano. La salsera japonesa Noriko Kishi y su grupo, cuya presentación en nuestro país no ha sido la primera, continuaron la jornada. El encanto y fuerza de su voz, junto a la excelente incursión orquestal reflejados en salsas y boleros, transmitieron su fascinación por la música cubana.

Momento cumbre, fue la presentación de uno de los mejores instrumentistas del país. Pancho Amat, inigualable en el tres, con su sexteto Cabildo del Son hizo de la noche la diversión misma. El final de la fiesta le fue reservado a la joven generación. Equis Alfonso, acompañado por músicos de Síntesis y los raperos de Free Hole Negro, elevó aún más la temperatura. La bien lograda fusión del hip hop con acordes de jazz y fragmentos de canciones del Benny, característica propia de su último disco. Homenaje a Benny Moré, dio por sentado que todos los géneros de la música cubana tienen en común el sabor de las raíces.

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