Un grupo de invidentes de todo el país
inició su adiestramiento en el Centro Nacional de Rehabilitación para
Ciegos y Débiles Visuales, calificado por Fidel como una de las obras
más humanas de la Revolución.
Ese es el período lectivo número 22 de la
institución, al que deben integrarse alumnos de varias naciones de Centroamérica y el Caribe como parte de la solidaridad de Cuba con los pueblos
del área.
Entre las asignaturas que se imparten se
hallan orientación y uso del bastón, lectoescritura Braille,
actividades de la vida diaria y aprendizaje de algunos oficios.
Por el centro transitaron ya más de mil discapacitados visuales, cifra
que incluye a alrededor de 60 procedentes de varios países de América
Latina.
José Antonio González Pires, director de
la institución, dijo a la prensa que se preparan las condiciones para
comenzar cursos de computación mediante empleo de equipos con programas
parlantes. (AIN)