Venezuela

Los trabajadores a las urnas

JAVIER RODRIGUEZ
Especial para Granma

CARACAS.—En medio de una campaña que ya está al rojo vivo, los trabajadores venezolanos se disponen a acudir a las urnas para elegir a sus dirigentes mediante unos comicios donde se enfrentarán, decididamente, lo nuevo y lo viejo.

   AP

Aristóbulo Istúriz, candidato de la Fuerza Bolivariana de Trabajadores.

Y es que, en un singular giro, las elecciones en el seno de la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV) ganaron ahora el carácter de una votación crucial en la cual se discutirá el futuro papel de la clase obrera en el actual proceso de cambios existente en Venezuela.

Para comprender lo que sucede es bueno recordar una realidad: la llegada al poder del movimiento encabezado por el presidente Hugo Chávez no solo liquidó la incidencia en la sociedad de los viejos partidos políticos, sino también de su apéndice sindical enquistado durante décadas en la CTV.

Golpeados por el descrédito de sus propias acciones y su participación en las corruptelas de los anteriores gobiernos, los dirigentes de la central obrera descendieron al mínimo de credibilidad entre los trabajadores hasta alcanzar siempre el último puesto en todas las encuestas realizadas.

En un movimiento para tratar de salvar lo más posible, el brazo sindical de los opositores partidos Acción Democrática y Copei, instauró en los principales cargos a una denominada Junta de Conducción, siempre manejada en la sombra por los antiguos dirigentes.

En esa forma, controlando aún los listados de electores y las comisiones electorales y manteniendo una fuerte impugnación a todos los actos del gobierno, se dispuso a realizar unos comicios internos que le dieran legitimidad, en un plazo al cual les obligó un referendo nacional.

Varios candidatos se postularon a la presidencia de la Confederación, resaltando, entre ellos, Carlos Ortega y Carlos Navarro, quienes operaron históricamente en la zona petrolera del estado Zulia y fuertemente responsabilizados con las anteriores directivas de la CTV.

Otros como Alfredo Ramos y Reina Zequera, sin respaldo de importancia, basan su campaña en los ataques al gobierno y a los dirigentes sindicales de la aún joven Fuerza Bolivariana de Trabajadores (FBT).

Es en el marco de esta situación, que la FBT decidió presentar una candidatura unitaria para enfrentar los intentos de mantenimiento de la estructura sindical en manos de quienes la controlan todavía.

El escogido fue Aristóbulo Istúriz, un carismático dirigente político proveniente de las filas del magisterio, donde llegó a encabezar uno de los sindicatos de ese sector, quien fue postulado para presidente de la Central.

Istúriz, segundo al mando en el partido Patria para Todos, y 
ex alcalde de Caracas, desempeñó un papel importante como vicepresidente de la Asamblea Nacional Constituyente que elaboró la nueva Carta Magna venezolana, inmediatamente después de la asunción de Chávez al poder.

La candidatura de Istúriz recibió el apoyo del Movimiento V República, de su propio partido y del Movimiento al Socialismo, pero comenzó, inmediatamente, a fortalecer más esa unidad con el respaldo del Partido Comunista, el Movimiento Electoral del Pueblo y otras organizaciones.

Sin embargo, lo más importante de esta irrupción de Istúriz en la batalla por la presidencia de la CTV, resultaron las definiciones hechas por el mismo candidato y por el presidente Chávez en el reciente acto de su proclamación.

Aristóbulo recordó que el papel de la clase obrera en un movimiento revolucionario no se limita a la discusión de contratos colectivos de trabajo, sino a participar en las decisiones nacionales, a gobernar y compartir las responsabilidades de hacer avanzar un proceso de ese tipo.

Y como para confirmar sus propósitos, anunció que, tras su triunfo, convocará a una Constituyente de los trabajadores, la cual tendrá como fin, no solo reorganizar la CTV, sino debatir y aportar soluciones a los grandes temas nacionales .

Chávez fue muy claro también al definir a la clase obrera venezolana como brazo político de la Revolución, además de reconocer su decisiva participación en el área económica e industrial y anunciar que, tras el triunfo, la dirección sindical formará parte de todas las grandes definiciones a adoptar.

Así quedaron más claras las cosas con vistas a la etapa eleccionaria, que ya comenzó en los sindicatos de base, y culminará el próximo 25 de octubre con la escogida de la máxima dirección de la CTV.

Paralelamente, se estableció la polarización de la lucha entre Ortega, el más importante de los candidatos de la vieja dirigencia, y Aristóbulo Istúriz, en representación de un nuevo movimiento sindical virado hacia el futuro.

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