Para seguir cantando con Silvio

El río Ariguanabo recupera su vitalidad

Adelina Vázquez (Servicio especial de la AIN)

El trovador Silvio Rodríguez, preocupado por el deterioro que presentaba la cuenca del río Ariguanabo, decía:

"Hace tiempo escribí una canción titulada Yo soy de donde hay un río. Quisiera que en un futuro otro autor no tenga que componer alguna que diga: Yo soy de donde hubo un río".

Esa cuenca es una de las ocho prioritarias a nivel nacional; su geografía se extiende por 188 kilómetros en los municipios de Bauta, Caimito, Bejucal y San Antonio de los Baños y presentaba una situación ambiental crítica motivada por la contaminación de las aguas, la erosión de los suelos y la deforestación.

Tales fenómenos ponían en peligro la riqueza de la flora y la fauna de la zona, caracterizada por un conjunto forestal de bosques de galería, único en el occidente cubano, con diversidad de especies endémicas, y la presencia de alrededor de 500 variedades de animales.

A eso se unían las algas en el fondo del río, que crecían hasta la superficie y perjudicaban la navegación y la estabilidad de las aguas, y el daño ocasionado por 42 focos contaminantes, entre ellos, el matadero de aves de San Antonio de los Baños, problema ya resuelto, y la fábrica de pienso líquido de Bauta, cerrada al amparo de la Ley de Medio Ambiente.

El río Ariguanabo siempre fue el centro de la vida del pueblo de San Antonio de los Baños y orgullo de los ariguanabenses, que se reunían a su alrededor a pasar momentos de esparcimiento, y para los niños constituía un lugar especial, como contó Silvio en una entrevista:

"Aquí tiramos las primeras piedras y aprendimos a nadar casi todos los muchachos del pueblo. Crecí conviviendo con él y queriéndole".

Después añadía con dolor: "Hoy trabajamos para devolverle la vitalidad. Es una tarea inmensa por el grado de deterioro que presenta."

Por eso el trovador fue uno de los principales impulsores del proyecto para rescatar la cuenca del Ariguanabo, que además de ecológico y económico, es cultural, y se está convirtiendo en realidad con las importantes obras que allí ejecutan.

Entre las labores acometidas figuran la construcción de la compuerta de la represa de Muñiz, obra ingeniera muy importante porque regula el nivel de agua en esta localidad, y la planta de tratamiento de residuales de Bejucal. Con ambas se redujo la carga contaminante de esa zona hidrográfica.

También se adoptan medidas encaminadas al mejoramiento y conservación de los suelos, como son subsanar los problemas de salinidad y otros daños en la composición químico-orgánica de los terrenos y reducir los niveles de compactación y erosión.

De este modo se incrementará la fertilidad de esas tierras, a lo que coadyuvará igualmente el uso de materia orgánica, el empleo de técnicas agrícolas sostenibles y la reforestación que se lleva a cabo en la cuenca.

Un papel importante desempeña en ese proyecto la delegación del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA) en La Habana, que además, aplica consecuentemente la legislación ambiental y realiza acciones de educación, divulgación e información con los habitantes de la provincia para formar en ellos una conciencia proteccionista.

Asimismo, resulta decisivo el trabajo del Consejo creado con el propósito de rehabilitar la cuenca, a partir de un diagnóstico de la situación y un plan de medidas que ya da sus primeros frutos, con la cooperación de los más de 88 mil habitantes de los alrededores, que ven con satisfacción como su querido río recupera la vitalidad.

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