Llega al mercado portugués novedad de la fragancia cubana de la marca Montecristo

LISBOA, 2 de abril (PL).—Con la fuerza y atracción de su irresistible aroma, la famosa marca cubana Montecristo entró por la puerta grande al mercado portugués, a juzgar por una reciente onda publicitaria que abarca las principales ciudades del país.

Empero, no se trata de la mundialmente reconocida calidad de los puros habanos, sino de un artículo exclusivo para hombres, a diferencia de los tabacos que ya ganaron también popularidad entre las bellas representantes del injustamente llamado sexo débil.

Enormes carteles que engalanan céntricas avenidas e importantes centros comerciales lisboetas, páginas de revistas y hasta autobuses, anuncian la llegada a Portugal de la línea masculina de fragancias Montecristo, en desodorante, loción para después de afeitarse y perfume.

Los envases triangulares de esos artículos, estampados con el mismo diseño que identifica al popular habano, comparten posiciones en las vidrieras capitalinas y de otras urbes del país con lo más exquisito de la perfumería francesa, italiana y española.

La revista Focus, orientada hacia el sector de hombres de negocios, dedicó toda una columna —ilustrada con una foto— a esa novedad de la industria cubana.

Exhortando a quienes no fuman habanos a optar por un perfume Montecristo, Focus pretende atraer con un lenguaje algo seductor a disfrutar de la línea.

"Pase, sin prisa, el desodorante, después deje correr el agua por la máquina de afeitar y, tras descañonares, distribuya por la cara el aftershave", indica la publicación.

"Montecristo atraviesa la plaza, el sol esta caliente, la fragancia se torna intensa. En su destino, estaba el beso prolongado y sin palabras".

Una experiencia sin dudas tentadora que está conduciendo a muchos a los mostradores, con un incentivo adicional: en cuanto a precios, Montecristo los tiene algo más razonables a los de sus más famosos competidores de otras líneas europeas.

"Vive la leyenda", afirman los anuncios publicitarios distribuidos por las calles capitalinas.