Hipocresía y cinismo tras una ley

Alberto Núñez Betancourt

ju3-1.jpg (8786 bytes)Como un disparate total califica Santiago Félix Ponce su reciente salida ilegal hacia los Estados Unidos. Ahora, en el reposo que vive de regreso a Cuba, luego de pasar 12 días de incertidumbre en el mar, este hombre de 60 años razona hasta dónde avanzó en la irresponsabilidad.

"Me arrepiento de la locura —dice cabizbajo a los reporteros. Lo hice por razones económicas, pero me doy cuenta de que no vale la pena..." Y acto seguido nos habla de las cosas más importantes que llevado por el error abandonó en Cuba: "Aquí tengo a mi mujer, mis hijos y nietos".

Santiago era dueño de una embarcación dedicada a la pesca deportiva y disponía de una licencia para tal menester. Digo era dueño, porque una de las tristezas que lleva encima es la de haber visto desde el guardacostas que lo recogió cómo quemaban su pequeño barco de 15 pies.

Maldice la hora —las 9:00 p.m. del 11 de marzo— en que decidió la partida por Punta Venado, Puerto Campano, provincia de Las Tunas. En la travesía lo acompañaron Fidel Pupo González y el matrimonio compuesto por Idalmis García Fernández y Esquel Romero Echevarría.

El permiso otorgado por guardafronteras para ejercer la labor de pesca durante 72 horas fue aprovechado para viajar hacia el territorio estadounidense, en busca del amparo que brinda para estas maniobras ilegales la mil veces denunciada Ley de Ajuste Cubano.

Tras siete días de navegación, ya próximo a tocar la meta que funciona como carnada del engendro que ha hecho sucumbir a no pocos cubanos, el cuarteto fue interceptado por un guardacostas.

Ya en el navío norteamericano la historia se repite: los tratan con rectitud, la comida es escasa, del aseo hay que olvidarse... Hacia el final de la estancia allí ocurre la entrega del formulario para formalizar una salida legal. El grupo toma las planillas con apatía, pues sabe que en la práctica, en la Sección de Intereses de Estados Unidos en Cuba a la hora de otorgar visas, la respuesta más frecuente es NO, mientras que para alimentar el show propagandístico anticubano cualquier vía ilegal resulta magnífica.

La sexta devolución del presente año incluyó a un grupo de 12 emigrantes ilegales que valiéndose igualmente de un permiso para pescar, salió del poblado capitalino de Cojímar el 17 de marzo pasado.

También otro compuesto por 35 personas —25 hombres 8 mujeres y dos menores— que partió de la costa norte villaclareña con apoyo del exterior el 15 de marzo.

En lo que va de año suman 212 los inmigrantes ilegales devueltos por las autoridades estadounidenses.

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