Cuando se echa un vistazo a las nominaciones para
el Premio Cubadisco 2001, destaca la representatividad de los fonogramas que se
disputarán el máximo galardón de la discografía cubana en música folclórica, popular
tradicional, bailable actual y cancionística. La rigurosa concurrencia en tales
categorías denota el interés de la mayoría de los sellos radicados en nuestro país por
promover los valores más encumbrados del momento y por responder a la creciente demanda
internacional de música cubana.
En el acápite de música folclórica se nos revela el
caso excepcional de Lázaro Ross, considerado por muchos el mejor akpwon (cantor en la
liturgia yoruba) de la segunda mitad del siglo XX. El sello Unicornio lo convocó para
realizar el más completo ciclo de cantos dedicados a los orishas y las dos primeras
entregas, a Oshún y Yemayá, como era de esperar, clasificaron.
Pero también los tres restantes discos nominados
resaltan por la autenticidad: Noche de rumba (Tumi Music), de Clave y Guaguancó; En el
solar habanero (EGREM).del Coro Folclórico Nacional; y Oda al tambor (EGREM) hace
justicia al Conjunto Folclórico de Oriente.
El más reciente disco de Celina González, 50 años
como reina (Bis Music), grabado justo antes de la dolencia que le impide acceder
por ahora a los escenarios, encabeza la lista de las nominaciones en música popular
tradicional. En esta categoría repasan momentos singulares de sus repertorios
Septeto Habanero, Celebrando sus 80 años (Lusáfrica); Los Naranjos, La tradición
no se olvida (Eurotropical) a tono con el gusto que se ha ido imponiendo en el mundo
tras la apertura de Buenavista Social Club; y un nombre clave en el género, injustamente
relegado, Ignacio Carrillo (Mazacote), emerge con De profesión... sonero (Nube Negra-RTV
Comercial). Junto a tales veteranos entra el aire fresco de Jóvenes Clásicos del Son,
con una deliciosa producción, Fruta bomba (Tumi Music).
Cinco agrupaciones de primera línea entraron en la
liza por el premio en música bailable actual: José Luis Cortés y NG la Banda, Baila
conmigo (EGREM); Klímax, Oye como va (Eurotropical); Manolito Simonet y su Trabuco, Para
que baile Cuba (Eurotropical); Paulito FG, Una vez más... por amor (EGREM), e Isaac
Delgado, Malecón (Bis Music).
Las elevadas calidades en la cancionística motivaron
al comité organizador del Premio a nominar siete producciones: por Unicornio, Solo en
septiembre, de Amaury Pérez; Una manera de decir, de Fernando Alvarez; y Nuestra
canción, de Sergio Vitier y Marta Valdés; por la EGREM, Anaís Anaís, de Anais Abréu;
Corona canta a Corona, de Kiki Corona, En persona, de Elena Burke; y Colibrí, de Vicente
Feliú.
El rock irrumpió en las nominaciones con Nelson y la
Kámara Ganma, Pretentions (EGREM); Polito Ibáñez, Para no pensar (Unicornio), y Moneda
Dura, Mucho cuidao (EGREM); en pop la selección recayó en Nubes, de Carlos Varela, y
Postrova, del dúo homónimo santiaguero (Bis Music); en pop fusión van por el premio Un
montón de cosas (EGREM), de Obsesión, y A lo cubano (Bis Music), de Orishas; y en
agrupaciones vocales Top line (Bis Music), de Vocal LT, y Cambio de tiempo (Unicornio), de
Sampling.
Quienes recuerden la primera convocatoria al Premio
CUBADISCO, evocarán la aridez predominante en las categorías dedicadas a la música de
concierto. Los sellos radicados en Cuba esquinaban esas especies de expresión musical
para favorecer lógicamente las manifestaciones músico-danzarias, y en cierta medida a la
canción. Estas zonas siguen siendo emblemáticas ¡cómo no y con tremenda
razón! de nuestra cultura sonora, pero también, en aras del equilibrio y la
justicia, venía haciéndose necesario fijar la diversidad del quehacer insular y las
excelencias largamente cultivadas en otras zonas de la música.
Uno de los vacíos más elocuentes pasaba por el jazz.
Mientras se consideraba a nuestro país como una de las potencias mundiales del género y
los mejores jazzistas cubanos grababan para sellos foráneos, apenas si Irakere o Gonzalo
Rubalcaba llamaban la atención de las divisiones cubanas.
Este año quizá no tanto como podría haber
sido hay donde escoger e incluso se ha confirmado una subdivisión: jazz latino y
fusión. En la primera categoría resultaron nominados, Jazz timbero (Tumi Music), de
Bobby Carcassés; A Puerto Padre (Unicornio), de Juan Manuel Ceruto; y Elengó (EGREM), de
Roberto Fonseca. Y en fusión lidiarán Descarga total (Ahí `namá), de Maraca y su banda
Otra Visión, y Azul (Unicornio), del trío de Miguel Núñez.
Dos pianistas en la cúspide profesional y un joven
violinista que se revela fuera de serie acapararon las nominaciones en la categoría de
solista concertante: Andrés Alén con Pianoforte (Unicornio); Víctor Rodríguez con De
Lecuona a Bach (Bis Music), e Ilmar López Gavilán con Aires y leyendas (Unicornio).
La especialidad de cámara se anotó Barroco trópico
(EGREM), de Música Eterna; la vertiente sinfónica, Concierto habanero (Bis Music) de
Sergio Vitier y la Orquesta Sinfónica Nacional, y Clásicos cubanos (EGREM), de la OSN;
en música instrumental pasaron Estoy aquí (RTV Comercial), de Jesús Rubalcaba, y
Tranquilo (EGREM), de Jorge Luis Chicoy; y hasta apareció al fin la música
electroacústica con Metamorfosis (EGREM), de varios compositores cubanos
Y como antología muy especial, como para de antemano
ganarse un premio, está La obra guitarrística de Leo Brouwer, un proyecto de la EGREM de
enorme significado cultural.