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 A 150 años de La Bayamesa
Nacida de la inspiración de patriotas
cubanos
Pedro Mora y Aldo Daniel Naranjo
Invito a
ustedes, que son poetas, a escribir una canción que deseo dedicarle a mi novia; pero
quisiera que fuese netamente bayamesa. Yo me encargaría de ponerle la música.
Aceptado exclamó Céspedes tan pronto como
Castillo Moreno puntualizó su proposición, y dirigiéndose a Fornaris le dijo: A
ti, Pepe, te toca la letra. Pancho y yo le pondremos música.
Así recogió el periodista José Maceo Verdecia, en su
libro,un hecho ocurrido el 18 de marzo de 1851 en los alrededores de la plaza principal de
Bayamo, en el que participaron Carlos Manuel de Céspedes, Francisco Del Castillo Moreno y
el poeta José Fornaris Luque. La solicitud la hacía Del Castillo quiendeseaba halagar a
su amada. La medianoche del 27, los amigos acudirían a la ventana de la joven Luz
Vázquez y junto a las rejas de su ventana, el tenor Carlos Pérez, con su guitarra, le
regalaba por primera vez las notas de La Bayamesa: No te acuerdas gentil bayamesa que
tú fuiste mi sol refulgente, y risueño en tu lánguida frente blando beso imprimí con
ardor? No recuerdas que en tiempo dichoso me extasié con tu pura belleza, y en tu seno
doblé la cabeza moribundo de dicha y amor? Recordando las glorias pasadas disipemos, mi
bien, la tristeza y doblemos los dos la cabeza moribundo de dicha y amor. Surgía de
esa forma la primera canción romántica cubana registrada, entrelazando el amor de la
pareja con la contribución fundamental para aunar sentimientos y criterios separatistas
contra la colonia, en una etapa distante 17 años del levantamiento de Céspedes en La
Demajagua .
UNA INOLVIDABLE SERENATA
Dicen que el acontecimiento esa noche repercutió en el
barrio y los vecinos acudieron eufóricos atraídos por la serenata. Luz abrió las
puertas de la casa a todos y a partir de ese momento inició una bella
reconciliación. El canto se difundió rápidamente entre los habitantes de la ciudad y
sus alrededores, y acompañó noches de tributos amorosos abrazados con los anhelos
libertarios, como en función de protesta. Con la toma de la ciudad por las tropas
mambisas del propio Céspedes, dio paso a otra La Bayamesa, la de Perucho, convertida
después en nuestro Himno Nacional. La obra musical de Fornaris, Céspedes y del Castillo
se arraigó en la costumbre local de ofrecer serenatas a las damas, práctica árabe
traída de la península ibérica por los residentes españoles. Rompiendo las fronteras
del territorio, viajó por toda la Isla y marchó al exilio con muchos cubanos de aquella
época. En los días posteriores a la quema de Bayamo, para no dejarla caer en poder del
enemigo, La Bayamesa con su música original adoptó en la manigua otras letras de
enfrentamiento y condena al opresor. Obtenida la libertad definitiva y a 150 años de su
creación, soporta el rigor del tiempo y se levanta para siempre, más cubana, como una
bella página de tributo a la mujer en cualquier sitio de Cuba.
LUZ VAZQUEZ, EJEMPLO DE MUJER PATRIOTA
La dedicatoria de la pieza a Luz Vázquez adquiere su
mayor relieve al tratarse de una patriota que lo dio todo por la libertad de Cuba y forjó
una familia que adoptó idéntica posición. Fue de las primeras en prender fuego a su
casa el 12 de enero de 1869 y marchar a la manigua.
Luz María Vázquez y Moreno, precisamente en el año
1851 cuando recibe la serenata, cumplía veinte años, y era considerada por quienes la
conocieron como una de las mujeres más bellas de la comarca: "alta, delgada, piel
trigueña, de ojos negros profundos y vivaces". Era hermana melliza de la esposa de
Perucho Figueredo.De ese matrimonio surgieron siete vástagos: Pompeyo, Francisco, Lucila,
Adriana, Leonela, Atala y Heliodoro. Su hija Adriana del Castillo, es considerada genuina
heredera de las virtudes físicas y patrióticas de su madre. A los 17 años ya redactaba
encendidas proclamas subversivas para el periódico mambí El Cubano Libre como
revolucionaria activa por la independencia.
UNA OBRA NACIDA DE PATRIOTAS
Aunque textos de la época no lo recogen, es indudable
que el 18 de marzo cuando tuvo lugar la idea de componer el canto romántico, estuvieran
celebrando el cumpleaños 24 del poeta siboneyista cubano José Fornaris y Luque, autor de
su letra, quien muere el 19 de septiembre de 1890 en La Habana. Al éxito de la
composición, se une su denuncia en 1855 con su libro Cantos de Siboney, una contundente
protesta contra el gobierno español por la situación del aborigen cubano. La
participación de Carlos Pérez Tamayo no solo aportó la excelente voz de tenor, sino que
incluyó el uso de la guitarra convirtiendo la entonación de La Bayamesa en una avanzada
de lo que sería años más tarde la trova. En ella la mujer criolla es el centro de la
creación, evadiendo la vieja costumbre de exaltar la peninsular.
Carlos Pérez fue canciller de la República en Armas y
por sus méritos al servicio de la causa revolucionaria alcanzó el grado de General de
Brigada. Muere debido a una fiebre perniciosa también en marzo de 1870.
La musicalización correspondió al propio Francisco
del Castillo y Moreno, esposo y primo de Luz, y a Carlos Manuel de Céspedes, convertido
años más tarde en el iniciador de nuestras guerras por la independencia y en el Padre de
la Patria. La Bayamesa nacióde patriotas y como hija de ellos ha mantenido su victorioso
paso impregnado de cubanía, frente a las crecientes barreras de los tiempos. A 150 años,
como en los primeros días, exhibe su esplendor, su belleza, altivez y nos acompaña en
cada instante en que rendimos homenaje a la mujer cubana. En sus cuatro estrofas, con
igual número de versos decasílabos y sus rimas consonantes en el segundo y tercero, se
encierra una fuerte carga de amor profundo e infinito, con lo cual perdura el sentir por
las heroicas féminas de ayer, hoy y siempre. No se extrañe si cualquier noche, de paso
por Bayamo, escucha romperse el silencio nocturno flechado por las notas inmortales de La
Bayamesa y el rítmico trotar del paso de un viejo coche que se detiene ante las rejas de
una ventana.
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