NACIONALES

Los Océanos, sustento
de la vida en el planeta


ALBERTO NUÑEZ BETANCOURT

Razones más que poderosas tuvo la Asamblea General de las Naciones Unidas para proclamar 1998 Año Internacional de los Océanos. Datos de la UNESCO aseguran que las dos terceras partes de la población mundial viven alrededor de las costas o cerca de ellas y el 90 por ciento de los recursos biológicos y no biológicos del planeta se localizan a pocos cientos de kilómetros de estas zonas.

Para Cuba el espacio costero es prácticamente toda la Isla. La longitud de sus costas alcanza los 6 073 kilómetros en todo el archipiélago.

La salud de los océanos está hoy dañada por la creciente ola de contaminantes que a diario se vierten al mar. Si bien el tráfico marítimo es responsable del 10 por ciento de la contaminación de las aguas oceánicas como consecuencia de los residuos arrojados desde los buques y el vaciado de combustible diésel al mar, la mayor parte de la infección -entre un 70 y 75 por ciento- procede de fuentes situadas en tierra.

Alarmantes son los reportes revelados por el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA): cada año se derrama en el Golfo Pérsico 1,2 millón de barriles de petróleo. Y en zonas de América del Norte y Europa es tal el nivel de contaminación que se ha prohibido el consumo de mariscos.

La región costera cubana posee un extraordinario valor económico por las riquezas naturales que atesora y la infraestructura creada alrededor de ella. Aunque no padece de problemas graves en el orden ambiental, sí necesita de la adopción de un conjunto de medidas que contribuyan a su conservación y restauración como el establecimiento de un Manejo Integral Costero.

Con 33 años de creado el Instituto de Oceanología es uno de los centros de investigación que participa en el empeño de desarrollar nuestras ciencias del mar.

El mareógrafo es un equipo automatizado para medir permanentemente la variabilidad del nivel del mar.

Entre sus múltiples direcciones de trabajo esta entidad se dedica al estudio de la calidad de las aguas.

En sentido general las aguas de la plataforma insular cubana no son aguas contaminadas -explican los especialistas Marta Martínez y Ramón Pérez, del Instituto de Oceanología- pero sí tenemos áreas identificadas por su afectación como las bahías de La Habana, de Cárdenas, Cienfuegos y Santiago de Cuba. Otro problema esencial que afrontamos es la contaminación por metales pesados, hecho que sobre todo ocurre en la región de Nicaro y Moa.

La contaminación de las aguas interiores y costeras representa uno de los principales problemas ambientales de Cuba -opinan. Esta realidad se ha agravado en los últimos años por el vertimiento de no pocas industrias.

Como soluciones -señalan- se han adoptado algunas medidas: la rectificación en la manera de concebir los pedraplenes -los que se construyen hoy poseen aliviaderos para no estancar las aguas-, la ejecución de vuelos de vigilancia y control sobre los buques que navegan cerca de nuestras costas, para de esta manera evitar infracciones que dañen nuestros mares. El propósito más importante es fomentar una cultura ecologista entre las nuevas generaciones de cubanos.

EL NIVEL DEL MAR AUMENTA

Hoy día los científicos plantean que el oceáno constituye el factor esencial del cambio climático a mediano y largo plazos, porque guarda rastros de lo ocurrido durante años, decenios y hasta siglos.

Las temperaturas del presente son como promedio un grado celsius superiores en comparación con los registros de los primeros años de esta centuria. Los entendidos prevén que esta tendencia a escala mundial ocasionará un aumento paralelo del nivel del mar, fenómeno que por un lado se debe al derretimiento de los hielos de los casquetes polares a un rítmo acelerado y por otro al hecho de que el agua, al calentarse, experimenta una expansión.

Como resultado de estos comportamientos se pronostica un incremento generalizado de la frecuencia y violencia de las tempestades con una consiguiente erosión costera, infiltración del agua salada en los estuarios, la disminución del agua dulce y afectación de la actividad turística.

El ingeniero Marcelino Hernández, jefe del departamento de Oceanografía del citado Instituto, manifiesta que en Cuba existen cinco estaciones donde están situados mareógrafos: en el capitalino reparto de Siboney, en Casilda, Cabo de San Antonio, Gibara e Isabela de Sagua.

A partir de ellos se logra un registro constante de la variabilidad del nivel del mar. Así, por ejemplo, se ha comprobado que en la estación de Siboney (el dato es solo válido en esa zona) el incremento anual se comporta entre los 2 y 3 milímetros.

El Instituto de Oceanología interviene en un proyecto multidisciplinario del Programa Nacional de Cambios Globales. El objetivo central del esfuerzo es desarrollar una evaluación relacionada con el impacto de los cambios climáticos en Cuba y este Instituto tiene a su cargo el estudio de las zonas costeras y los recursos marinos.


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