¿Se redistribuirá el poder
en el mundo?

Una interrogante que deja para el futuro próximo la Conferencia Internacional sobre el euro que concluyó ayer en La Habana

Félix López

El debate durante los últimos dos días en La Habana de importantes temas relativos a la introducción de la moneda única europea, sus antecendentes y perspectivas, confirma que el euro, además de cambiar los destinos del sistema monetario internacional, es un proyecto intrínsecamente político que debe contribuir a reducir el impacto de un solo país sobre la economía mundial.

Más allá de cualquier ideología -aseguró Francisco Soberón, ministro presidente del BCC, en la clausura del evento- nadie discute que es preferible un mundo con el poder distribuido. Cuando el poder está en manos de una potencia, la tentación de hacer lo que le conviene a esa nación y no al resto del mundo es muy grande. Es lo que han hecho los Estados Unidos con su poderío económico.

La conferencia -concluyó Soberón- fortalece la idea de que en el caso de Cuba es más lo que esperamos del euro. Los bancos y las empresas cubanas encargadas del comercio exterior han tenido la oportunidad de apreciar lo complejo del camino por recorrer, pero el único error que no nos podemos permitir es asistir como espectadores al lanzamiento de la moneda europea sin estar preparados para ello.

Los representantes de los bancos europeos demostraron en esta capital que el euro es una moneda respaldada por una sólida economía que representa más de la cuarta parte del Producto Interno Bruto mundial (PIB) y escucharon con atención las expectativas e interrogantes de los países y organizaciones económicas latinoamericanas que asistieron al evento.

Ilustrativa de el interés generado por el tema resultó la ponencia de Humberto Capote, presidente del Banco Central de Uruguay, quien recordó que en los últimos 25 años ha ocurrido de todo en materia monetaria: crisis bancaria y financiera, depreciaciones, debate en torno a los retos y la estructura del Fondo Monetario Internacional, pero la única experiencia original ha sido la de la Unión Monetaria Europea con su moneda de laboratorio.

Para el Mercosur -apuntó Capote- esta experiencia de integración es inspiradora. Lo que suceda de ahora en adelante con el euro será determinante en la idea de una moneda común para nuestros países, que han experimentado los efectos de la crisis de una manera dramática: "Dios creó la economía para hacer que la meteorología pareciese una ciencia exacta".

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