DEPORTES

Conrado Marrero

"Hay que tener cabeza para lanzar"

"El Guajiro de Laberinto", el "Premier", uno de los lanzadores cubanos más famosos de la historia, destapa el cajón de sus recuerdos...


RAFAEL PEREZ VALDES

-Quienes no lo conocen bien pueden haberse sorprendido con que el reciente otorgamiento de la Orden Lázaro Peña de Primer Grado le haya llegado trabajando, a los 87 años...

"Bueno, porque el trabajo no es de correr... es con los muchachos, hablándoles, agarrando la pelota; a veces se las tiro y les digo, `es así, de esta manera'; les pongo posición. No es como antes que yo llegaba y les pitcheaba; ahora les tiro algunos lanzamientos. Y me dicen: `bueno, pero eso es usted'. Y yo les digo: `bueno, pero si así era yo, igual que tú, y llegué a adquirir el control porque me puse a buscarlo'. Uno se tiene que esforzar. Y porque me gusta mi trabajo."

-Y ya que mencionamos la edad... ¿Qué nos puede decir de una característica suya muy interesante: según consta en los archivos, usted comenzó etapas a la edad en que otros terminaban: a los 27 años como amateur, a los 35 como profesional?

"...A los 36 como profesional..."

-...Y casi a los 40 en Grandes Ligas. ¿Cómo puede explicarlo?

"Porque cuando aquello el béisbol era así. Como yo estaba en el campo y jugaba allí los domingos, por allá por Isabela, la gente de Cienfuegos me conocieron y ellos necesitaban pitchers, me llevaron a probar y allí me quedé."

-¿Cómo se las arregló Marrero, un guajiro de 39 años, cuando llegó a lanzar a los Senadores de Washington?

"Nada..., porque la pelota lo mismo se juega aquí que allá, lo mismo hay que tirarla igual en un club bueno que en uno malo. Lo único que se necesita es adaptarse."

-¿Cómo le fue con el idioma?

"El idioma... en la pelota el idioma... todo el mundo lo sabe: lo que es strike, bola. Algunas cositas yo las macheteaba, las aprendí allá. Y cuando te encuentras a un manager como el que yo tenía, que hablaba bien el idioma, despacio, tú entiendes mucho. Y ellos entienden cuando uno habla también despacio."

-¿Qué lanzamientos realizaba Conrado Marrero?

"Mi lanzamiento predilecto era el slider; tiraba otros, pero siempre apelaba al slider; era mi mejor recurso."

-Se comenta que dijo una vez que su mejor lanzamiento no era el slider, sino el cerebro.

"No, lo que he dicho es que hay que tener cabeza para lanzar, tener buen control, con él usted puede por lo menos intentar poner el lanzamiento donde quiere."

-Usted dijo que en Grandes Ligas, como no conocía a los rivales, preguntaba: ¿es bateador de bola alta o de bola baja?

"Ah, bueno... la costumbre mía era siempre ver la práctica del contrario, eso me guiaba un poco. Y si no los conocía, sí le hacía esa pregunta al catcher, y con eso me guiaba."

-Hay una anécdota que habla de una pelota que usted le dio al gran Ted Williams después de un ponche para que se la firmara, y de otra que él le dijo que buscara tras un jonrón...

"Lo que la gente dice es que ponché a Ted Williams y le di la pelota para que me la firmara. Y que entonces él me dio un jonrón y me dijo: `vete a buscar la otra para firmártela también'. Eso es un cuento."

-Muchas personas se van a enterar por esta entrevista que esa anécdota tan divulgada no es real.

"El que lo ha dicho es... uno que es muy amigo mío... de Quemado de Güines, muy chistoso... Enrique Núñez Rodríguez. Eso lo dijo él, pero eso no es así. Williams siempre jaraneaba mucho conmigo, yo no le caía mal. A veces llegaba por la espalda y me cargaba de sorpresa y corría conmigo."

-Sigue pensando que el jonrón más largo que ha visto fue uno que le conectó Mickey Mantle a un zurdo del Washington?

"Sí. 565 pies, a la derecha, porque el lanzador era zurdo."

-Y tratándose la víctima de un compañero de equipo, ¿no pensó: ¡ojalá que no me dé a mí un jonrón más largo!?

"No, porque a mí tenía que dármelo a la zurda. Yo creo que él le pegaba más duro a la bola a la derecha, porque a esa mano era bateador de bolas altas; a la zurda, de bolas bajas, las cuales conectaba con más seguridad; era un tremendo pelotero."

-¿En qué consistía la pensión a la cual renunció como ex jugador de Grandes Ligas?

"Para poderla cobrar tenía que irme a vivir a los Estados Unidos. Yo he estado allí varias veces a ver a mis muchachos, a mis hijos. He estado un mes allí y luego vengo para acá. No me gusta vivir en los Estados Unidos. Porque yo soy un guajiro cubano, aunque ya quedan pocos guajiros, casi todo el mundo está en el pueblo; yo me siento guajiro."

-¿Fue el primer lanzador cubano que le ganó a Estados Unidos?

"Bueno, eso fue en el Campeonato Mundial de La Habana en 1939, el que le pitcheó al team americano fui yo."

-Si pudiera montarse en la "máquina del tiempo" y volver atrás, ¿le daría otra vez tres días de descanso al venezolano Daniel Canónico para discutir el mundial de La Habana'1939?

"No le dieron tres días, sino cinco... Sí, se los daría. Esa victoria de Canónico, que pitcheó maravillosamente, benefició mucho al béisbol amateur, porque Cuba ganaba y ganaba y ganaba y ya muchos países ni querían venir aquí."

-Un ex presidente cubano, Ramón Grau San Martín, publicó en la revista Bohemia un reportaje médico-deportivo...

"El título era: `Conrado Marrero: negación del atleta'."

-Es admirable su memoria. En ese reportaje...

"El lo que quería decir... es que sin yo tener el cuerpo ese de atleta, porque yo no tenía cuerpo de atleta, pitcheaba."

-Le voy a resumir lo que se decía en el reportaje: sus 5 pies 7 pulgadas de estatura; 165 libras de peso; cortas extremidades (y el brazo de lanzar más corto que el izquierdo); manos pequeñas, dedos gordos y regordetes; rodillas hacia adentro, pies planos; cuello encajado en el tórax...

"Lo del brazo era porque estaba jorobado ya de pitchear. Yo no tenía 5,7, eso se lo dije yo al médico allá en los Estados Unidos. 5,7 tenía el médico y era más grande que yo. Cuando me midió yo tenía 5 pies, 5 pulgadas y media. Sí, pesaba 165 libras. Las manos no eran tan pequeñas: yo vi a pitchers con las manos más chiquitas que yo. Los dedos sí los tenía gordos, porque los tenía desarrollados por el trabajo del campo. No tenía los pies planos, ahí sí se equivocó."

-¿En cuál equipo de los muchos que jugó se sintió mejor?

"Bueno, donde mejor me sentí fue con el Cienfuegos amateur, porque yo era el que cargaba con el club pitcheando, me cuidé mucho para lanzar para esos fanáticos cienfuegueros, y ellos me querían y me aplaudían mucho."

-¿Cuáles son los recuerdos que conserva de guantes, pelotas, gorras, uniformes...?

"Ninguno. Los que tenía me los robaron. Lo que me quedan son las medallas, que están en Sagua."

-Las estadísticas de su pitcheo son muy buenas y hasta fáciles de localizar. Pero... ¿cuántos tabacos se ha fumado?

"... Son muchos, pero... Yo fumo tabaco desde que tenía unos 18 ó 20 años, porque se los cogía a escondidas a papá. Pero a fumar ya por mi cuenta, a los 25 años. Antes fumaba mucho; ya no..."

-¿Cuántos eran muchos: dos o tres al día?

"¿Al día? ¡No, chico! 14 ó 15 al día. Ahora, limitándome, me fumo cuatro o cinco. Los médicos me han dicho que no debo fumar; pero yo no absorbo el humo, yo halo y boto, yo lo que necesito es tener el tabaco en la boca."

Y cuando miró hacia el reloj Conrado Marrero se sorprendió porque ya habían pasado dos horas y media, durante las cuales, como es lógico, se habló de otras cosas que se quedaron pendientes en el tintero...


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