NACIONALES

Razones contra un pasado


Orlando Guevara Núñez

Juan Muchulí Vicet estuvo a punto de figurar entre los mártires santiagueros y solo un azar lo preservó para forjador. Es una singular historia relacionada con nuestro ayer.

"¿Derechos humanos? Yo sigo acusando a los esbirros de Batista por pisotear los míos, torturándome hasta que me creyeron muerto", exclama Muchulí, aludiendo a un pasado que solo es válido recordar para evitar su regreso.

"Fue el 16 de febrero de 1958. Yo pertenecía a una célula del Movimiento 26 de Julio, en el reparto San Pedrito. Era peón de albañil y trabajaba por 1 peso, 50 centavos o menos al día. Vivía en la Manzana de Gómez -barrio marginal santiaguero demolido por la Revolución-, en la calle Catana, nombre de una vieja, vecina de allí. Esa noche tocaron a la puerta de mi casa con el mismo toque convenido con el Movimiento. Salí en pantalón y sin camisa y la sorpresa fue cuando me vi frente a los casquitos..."

¿Y entonces?

"Me halaron, me cogieron por la garganta, me golpearon y en una microonda me llevaron para el cementerio Santa Ifigenia, junto a otros dos jóvenes. Allí comenzaron las torturas con golpes y un cable que nos `conectaban' en los dedos y puesto en el acumulador de un carro que aceleraban. Producía unos dolores terribles.

"Nos decían que éramos `mau-mau' -calificativo despectivo que los esbirros aplicaban a los rebeldes- y nos preguntaban quiénes eran los otros. A los demás muchachos les decían que sus padres no aparecían y seguro se habían alzado, pero ninguno mencionó a nadie. A ellos les dieron unos golpes tan bárbaros en la cabeza que quedaron como muertos."

¿Y a ti?

"Oía a los esbirros discutiendo y uno de ellos -negro igual que yo- decía: `Ese seguro que no está metido en nada, esto es un problema de blancos revoltosos'; pero me siguieron golpeando hasta que no supe nada más. Creyeron que ya estaba muerto".

¿Cómo y cuándo te rescatan de allí?

"Suerte que la vieja Catana vio cuando me sacaron de la casa, pues mi familia no se había dado cuenta. Temprano ella avisó y comenzaron a buscarme en el cuartel y después en el cementerio, donde con frecuencia aparecía gente asesinada, tirada allí hasta que los familiares daban con ellos o alguien los enterraba. Así era Santiago de Cuba en 1958. Un compañero me reconoció y avisó. Se dieron cuenta de que estaba vivo y me sacaron del cementerio."

¿Habías recobrado el conocimiento?

"No. El golpe había sido en la cabeza, muy fuerte y valga que los asesinos no regresaron, pues me hubieran dado el tiro de gracia o metido vivo en una tumba".

¿Y los otros dos muchachos?

"No los conocía. Me dijeron después que el único vivo era yo".

¿Para dónde te llevaron?

"Para mi casa, pero no estaba seguro y a los dos días un compañero nombrado Flor Acosta, jefe de mi célula, me sacó de allí y junto a otro a quien le decíamos Paquito Marimón, me llevó para un campamento rebelde de la columna 9, quedando así incorporado al III Frente Mario Muñoz Monroy, donde terminé la guerra en la columna 10".

¿Y después?

"Estuve en las FAR hasta 1965, cuando me licencié con el grado de teniente. Trabajé diez años en el Partido Provincial y en 1975 fui a Viet Nam, hasta 1977. Ahora estoy jubilado... ¿lo de la caña? Sí, he participado, pero voluntario..."

Durante la entrevista, Juan Muchulí Vicet ofreció dos datos que con intención reservo para el final. Uno: el lugar donde fue torturado y dejado por muerto, dista a escasos metros de las tumbas de José Martí, Carlos Manuel de Céspedes, Mariana Grajales, Guillermón Moncada... El otro: su abuela, Prudencia Robert Robert fue esclava durante la colonia, como esclavos de nuevo tipo fueron sus padres en el capitalismo.

Ahora Muchulí -el joven torturado cuando solo tenía 20 años de edad- es padre y abuelo de cubanos libres. Por eso la convicción de sus palabras: "Hoy sí tenemos derechos humanos, los que nos llamó a defender el V Congreso del Partido Comunista de Cuba, en el cual milito".


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