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 Cardoso Pires, ausencia
no será olvido

Pedro de la Hoz
José Cardoso Pires (Beira Baixa, 1925) no pudo disfrutar el más
notable acontecimiento cultural que ha vivido su país en los últimos tiempos: la
proclamación de su compañero de oficio, José Saramago, como Premio Nobel de Literatura.
Ya estaba herido de muerte; el accidente vascular encefálico que esta semana acabó por
derrotar su cuerpo lo mantenía en estado de coma. Su nombre, sin embargo, sonó bastante:
no pocos críticos dijeron que de no haber sido Saramago, solamente otros dos escritores
lusos hubieran podido ser los agraciados: Urbano Tavarez y Cardoso Pires. Y no les faltaba
razón, porque la obra que deja este narrador es una de las más importantes en términos
de innovación, agudeza y compromiso social de las letras portuguesas en esta segunda
mitad de siglo.
Desde que en 1949 publicó Los caminantes y otros cuentos, se
intuía en su escritura un estremecimiento subterráneo. Más tarde, sus novelas El ángel
anclado (1958) y El huésped de Job (1963) confirmarían una tendencia: la de un realismo
despojado de reminiscencias románticas y costumbristas, portador de una conciencia
crítica a salvo de reducciones sociológicas; el peso mismo de las historias contadas, la
habilidad intrínseca en el hilo narrativo y la intensidad de las atmósferas descritas
sugerían en el lector imágenes que valían por todos los conceptos del mundo. Por los
años en que Saramago concretaba una cosmovisión de la contradictoria contemporaneidad de
la sociedad portuguesa-no olvidar el desajuste de un país que vivió una prolongada
dictadura, la decrepitud de un sistema colonial, el anacronismo de castas rurales y la
marginación provinciana en la Europa de la postguerra-, Cardoso Pires volvía su mirada a
esos mismos fenómenos a nivel de microcosmos, como lo hizo en El delfín (1968), quizá
su narración más incisiva y estéticamente revolucionaria.
Una crónica sobre su desaparición, publicada en el diario
madrileño El País, informa acerca de los trabajos inconclusos que dejó al morir: una
novela sobre la burguesía en los tiempos del dictador Salazar, valdría la pena echarle
un vistazo; pocos como él supieron retratar con tanta lucidez las pompas y miserias de
esa clase.
Con Cardoso Pires, las letras iberoamericanas pierden a un escritor
convencido de su misión y convincente en su prosa, cualidades con las que, estoy seguro,
vencerá al olvido. |