El 4 de agosto de este año un reportaje periodístico (*)
estremeció a no pocos habaneros. La Empresa Miguel Angel Oramas, La Polar, había dejado
de ser una de las más distinguidas cervecerías del país, para convertirse en una
especie de "oeste" donde reinaban la delincuencia, el descontrol y el silencio
cómplice. Más claro: en dos meses, sin magia, desaparecieron unas 4 000 cajas de
cervezas...
Adriana
Martínez se sabe todos los secretos.
Fue Adriana Martínez, la joven Ingeniera Principal, quien aprovechó una visita a la
fábrica de Esteban Lazo, primer secretario del Partido en la capital, para contarle, en
gesto de honestidad y vergüenza, todo cuanto estaba ocurriendo, la manera en que la
combatividad del colectivo había sido reducida a cero por una casta de delincuentes (de
adentro y de afuera) que encontró todas las condiciones propicias para su actuación.
DE COMO SE TORCIO EL ARBOL
Adriana Martínez no puede comparar. En 1988 se graduó en la CUJAE y desde entonces
anda por la ruta laberíntica de la cerveza y no ha conocido otro centro laboral:
"Llegué en un buen momento. Había un colectivo con una gran experiencia. Pero no
eran eternos. Cuando a muchos les llegó la hora del retiro nos dimos cuenta que no se
había preparado un buen relevo".
"Los años iniciales del período especial nos sorprendieron con un elevado
número de nuevos trabajadores, no siempre bien seleccionados. Entonces una caja de
cerveza llegó a costar entre 150 y 200 pesos, casi el valor del salario -de un mes- de
uno de esos obreros. Los ninjas comenzaron a rondar la fábrica. No había cerca ni
guardia obrera, pero sí mucha cebada y cerveza...

Trino Soria: "Tuve que decir hasta una mala palabra".
"El negocio estaba cerrado: algunos trabajadores escondían las cajas para que
otros de la calle las recogieran. No todos nos cruzamos de brazos. Los que comenzamos a
enfrentarlos recibimos amenazas y hasta agresiones de los delincuentes. Las medidas no
eran lo suficientemente ejemplarizantes como para detenerlos. La gente honesta se empezó
a replegar, a sentirse impotente. Por eso, cuando hablé con Lazo, le pedí la
colaboración de la PNR y de la Fiscalía. Sin ellos ya no se podía poner fin a la
impunidad."
Un recorrido por La Polar basta para comprobar que la fábrica ha envejecido
tecnológicamente. Sus equipos, con más de 15 años de explotación, se sintieron
también la ausencia de las hábiles manos. Cada vez fue menor el índice de producción y
los directores comenzaron a durar en funciones un promedio de un año. Adriana recuerda
que las primeras sugerencias de Lazo fueron la de recuperar la guardia obrera y de que
cada uno de los militantes del Partido asumiera el apadrinamiento de grupos de
trabajadores...
EL POLO OPUESTO DE LA POLAR
Una tapia de hormigón (iluminada) está a punto de delimitar todas las fronteras de La
Polar. Ahora corren otras noticias entre los ninjas. Quienes se atrevieron a saltar
encontraron un panorama diferente. Los agentes de seguridad, debidamente entrenados,
devolvieron la tranquilidad a los que sudan la camisa. En las últimas semanas varios
delincuentes han sido sorprendidos, entregados a la PNR y procesados por la Fiscalía. Uno
de ellos ya cumple un año de prisión y el resto espera la sentencia.
Pero la seguridad no ha quedado sólo en manos de la Agencia del MINAL. Los obreros
hacen su guardia y cuidan de sus puestos. En el almacén de materias primas se ha
instalado un moderno sistema de alarma y todos los vehículos que entran y salen de la
fábrica son debidamente revisados y controlados. Ahora son los trabajadores los primeros
interesados en que "no entre cualquiera" a un lugar que se caracterizó, desde
siempre, por la moral y la tradición revolucionarias de sus obreros.
Recientemente, durante la conferencia provincial del Sindicato de la Alimentación,
Andrea Mesa, en representación de La Polar, se refería a la manera en que habían
logrado superar el momento difícil y reconocía que aún faltaba mucho por hacer, sobre
todo en lo referente a la confiabilidad económica, la elevación de la producción y la
atención al hombre. Ante su optimismo, el ministro Alejandro Roca no pudo evitar un
comentario: "Ya los veo distintos, guapos. Pero el cambio no puede convertirse en una
acción de neutralización circunstancial. Falta por ganar la pelea económica y esa es de
todos los días".
LAS JUSTIFICACIONES NO SE TOMAN...
Juan Francisco Pino, electricista y secretario del Comité del Partido, no es hombre de
justificaciones. Reconoce que los cambios en los últimos dos meses no hubiesen sido
posibles sin el trabajo en colectivo y confía en que serán los jóvenes quienes
cambiarán el cartelito de la improductividad. Y tiene ejemplos: desde el 25 de agosto una
nueva planta de barriles (cerveza dispensada) es operada con éxito productivo por una
bizoña brigada de cerveceros.
"La fábrica va saliendo del bache", me dice un obrero de la línea de
embotellado. Y otro: "No creas nada de lo que te han dicho si antes no lo confirmas
con Trino, el de la carpintería". Le hago caso y busco a ese hombre.
Trino Soria Oquendo, 74 años, entró a La Polar al iniciarse la primera década de la
Revolución. Fue jardinero, cargó hielo y aprendió el oficio de la carpintería. Aquí
se hizo Héroe del Trabajo y se convirtió, con el tiempo, en una suerte de líder para
sus compañeros:
"Cuando la situación llegó al límite y había algunos justificando con
esto y lo otro, le advertí a todo el mundo que éramos nosotros los que teníamos que
poner orden. Tuve que decir hasta una mala palabra. Ya sacamos a los maleantes. Ahora lo
que hay es que producir cerveza, pero cerveza buena... Fíjese si esto ha cambiado que
hasta en mi casa la familia ha notado que estoy regresando más alegre."
(*) "Los agujeros del barril", por Marieta Cabrera. Tribuna de La Habana,
No. 40, 4 de octubre de 1998.