Transcurría el año de 1924 y por ese entonces estaba "de
moda" que muchos europeos emprendieran viaje hacia América en busca de "cosas
mejores".
La mayoría se proponía como meta a Estados Unidos, y no pocos tuvieron que quedarse
con esa vana ilusión, pues nunca recibieron permiso de entrada para llegar a ese país.
Este es el caso de un ciudadano de la República de Montenegro en la Federación
Yugoslava, que con planes de llegar a territorio estadounidense, se instaló en Cuba en
espera de la visa que nunca recibió.
Fue entonces que comenzó esta historia inédita de Lázaro "Cubano", como se
le conoció a Lázaro Lekic, el único montenegrino que vivió y se hizo ciudadano cubano,
dejó aquí familia, cultivó y cortó la caña de azúcar en Santiago de Cuba, tradición
que mantuvo posteriormente por 16 años en su Patria natal a donde regresó en 1957 y se
quedó allí a petición de su madre enferma.
En Montenegro y con 60 años de edad se unió en matrimonio con una coterránea suya
con quien tuvo dos hijos: Dusan (43 años) y Dragan (41 años), quienes por estos días
han visitado Cuba para cumplir con la encomienda que les hizo su padre, Lázaro, antes de
morir, de visitar a sus familiares en la Isla y mantener comunicación con ellos.
Cuentan los hermanos Dusan y Dragan que sobre su padre, al regresar a Montenegro, se
escribieron más de 15 artículos en la prensa de la época por su empecinada obsesión de
cultivar la caña de azúcar en aquel país europeo, algo considerado imposible debido a
factores climáticos obvios.
Sin embargo, dicen, Lázaro "Cubano" cultivó pequeñas áreas cañeras que
llegó a moler en fábricas se azúcar de remolacha en Serbia e, incluso, tuvo
plantaciones donde el nivel de azúcar en la caña llegó al 18 por ciento.
Hay otro aspecto que identifica a este montenegrino, me explica el señor Velimir
Lalevic, ministro consejero, encargado de negocios de la embajada yugoslava: es una
familia que proviene del pueblo de Bar, en el Mar Adriático, de 40 000 habitantes, puerto
único de la compañía naviera Prekookrasha Plovidba Bar, de las primeras en que sus
barcos rompieron el bloqueo norteamericano a Cuba y trajeron productos a la Isla.
Y como los hijos de Lázaro quieren recordar a su padre en el terreno que más lo
motivó en la vida, regresan a Montenegro, luego de viajar por más de 13 000 kilómetros
que separan a esa república de la nuestra, con algunas semillas de caña cubana, que
guardarán en arena y cubiertas, hasta que pase el invierno, y que luego sembrarán allí
donde su padre las hizo crecer durante casi dos décadas...