Hundido en la sencillez que lo caracteriza y en un mar de
pensamientos claros, como demostró luego con sus propias palabras, Roberto Friol fue
declarado oficialmente Premio Nacional de Literatura, en una ceremonia que tuvo lugar ayer
en el Palacio del Segundo Cabo, sede del Instituto Cubano del Libro y que contó con la
presencia de Abel Prieto, ministro de Cultura, entre otras personalidades del mundo de las
letras.
El
Premio consta de un diploma confeccionado por Fabelo. Friol lo recibió de manos del
Ministro de Cultura.
Un jurado presidido por la doctora Graziella Pogolotti y compuesto por Beatriz Maggi,
Luisa Campuzano, Enid Vian y Rafael Benítez acordó por unanimidad, entregar el premio al
importante poeta, crítico y ensayista literario de 70 años de vida, teniendo en cuenta,
fundamentalmente, su obra poética.
El acta del jurado, leída por Beatriz Maggi, se fundamenta en el vigor intelectual de
la poesía de Friol, en el rigor de su trayectoria como investigador (por lo publicado y
por lo inédito) en la excelencia formal de su verso, en la cubanía expuesta en sus
textos (íntima, intrínseca, ajena a folclorismos, dijo la oradora), en su honradez
intelectual y en su extensa producción literaria que rebasa el módulo generacional y
enfila hacia los jóvenes.
También la miembro del jurado se refirió a otro lado no menos importante en la obra
de Friol como lo es su indagación en la literatura inglesa y en la norteamericana y sus
valiosas traducciones del inglés.
Friol, uno de los conocedores más profundos de la novela cubana del siglo pasado,
habló de los hombres de acción según su concepto personal: "Todo el que sirve a
los demás es un hombre de acción. No pude serlo en la medicina por caprichos del
destino; ejercí el magisterio pero nunca fui un maestro de los que hacen época. De
manera que las letras me salvan", dijo el premiado y luego agradeció a sus padres
literarios, Fina García Marruz y Cintio Vitier, así como a los jóvenes que supieron
descubrir su obra y entregar aliento.
Omar González, al concluir la ceremonia, se refirió a Roberto Friol como alguien que
gusta de la soledad y ha encontrado el mayor de los consuelos en sus lectores, alguien que
detesta la vanidad y la estridencia y sin lugar a dudas quedará como semilla de esas
cualidades, en un futuro no muy lejano en que las máquinas pudieran ser, penosamente, el
hombre mismo.
El Premio Nacional de Literatura fue otorgado por primera ocasión a Nicolás Guillén
en 1983. Con Friol, suman 19 premios entregados a diferentes narradores, poetas y
ensayistas. (J.I.P.)