NACIONALES

El General Calixto en Oriente

Los mambises ocupan
a Bayamo


PEDRO A. GARCIA

A principios de 1898, cuando España se vio en la imposibilidad de derrotar en el campo militar a los cubanos, apeló al recurso desesperado de la Autonomía, con el fin de conservar la dominación de la Isla. A varios altos oficiales mambises les propusieron puestos en el gobierno autonómico y una buena renta si aceptaban una paz sin independencia.

Calixto García cursó órdenes a la tropa bajo su mando para que se juzgara sumariamente a todo individuo que propusiera a los mambises la paz sin independencia absoluta.

El 17 de abril, el Mayor General Calixto García comunicaba a sus generales: "Todo individuo que saliese a nuestros campos con objeto de conferenciar bajo las bases que no sean la Independencia absoluta de Cuba, los juzgará usted con todo el rigor de la Ley".

Además, orientaba seguir "tiroteando los pueblos como antes y atacando toda columna que salga con mayor ahínco, procurando hacerles el mayor daño posible pues el objeto del enemigo es falsear la verdad para que aparezca que la guerra en Cuba ha terminado".

Antes, en una circular, ordenaba "que sin pérdida de tiempo se acerquen lo más posible las fuerzas a su mando a los pueblos ocupados por el enemigo con orden de hostilizarlo día y noche estando al tanto para ocuparlos tan pronto como los evacuen batiendo al enemigo al retirarse".

El 23 de abril, volvió a insistir sobre el tema: "Los momentos son supremos. El enemigo se prepara a abandonar los pueblos del interior y retirarse a los puertos (...) Acerque a sus fuerzas a los puntos ocupados por el enemigo haciéndoles tirotear de día y de noche sin admitir ninguna transacción que el abandono inmediato del punto ocupado. Cualquier Comisión Autonomista que se le presente será reducida a prisión".

Ese mismo día, las tropas de los generales Jesús Rabí y Saturnino Lora ocuparon Jiguaní, abandonada por los colonialistas bajo el fuego de los mambises. El General Calixto ordenó a Lora marchar con sus hombres al poblado de Santa Rita, mientras enviaba otros efectivos hacia Bayamo, Cauto Embarcadero, Palma Soriano y San Andrés (jurisdicción de Holguín).

Al amanecer del día 26, Santa Rita estaba ya en poder de los mambises. Al día siguiente, el General Calixto y su escolta partieron hacia Bayamo. Como permanecían aún los españoles dentro de esa ciudad, relataría el capitán mambí Escalante Beatón, "al acercarse nuestra caballería un fuerte tiroteo se entabló entre nuestros hombres y el enemigo".

La resistencia fue pequeña, "pues los españoles tomaban el camino en franca retirada y nuestra caballería hacía su entrada en el camino de Jiguaní -continúa narrando Escalante-, entablando pequeños combates con la retaguardia enemiga, aún perezosa por abandonar su guarida, como si previeran ya que aquella retirada de la histórica ciudad preludiaba el final del dominio español en Cuba".

La llegada de los mambises a la ciudad devino fiesta. En cada bocacalle, al General Calixto y su tropa lo recibían con explosiones desorbitadas de júbilo popular. Banderas de la estrella solitaria y de Yara, largo tiempo ocultadas en los zaguanes, engalanaban ventanales y balcones. Un comerciante español, en su huida, había incendiado su establecimiento. La acción conjunta del pueblo y los efectivos del Ejército Libertador evitaron que se propagaran las llamas.

Para los jóvenes oficiales mambises, entrar victoriosos a la ciudad de Céspedes y Aguilera, donde Perucho Figueredo compusiera el Himno Nacional, y visitar esos históricos lugares, revestía una especial significación. El llamado a cumplir ciertas tareas por parte del coronel Tomás Collazo, jefe del Estado Mayor, "nos cayó como un chaparrón de agua helada", al decir de uno de aquellos jóvenes.

El General Calixto, con su jovialidad peculiar, los tranquilizó: "Muchachos, Tomás es amigo de mortificar a la juventud porque ya se siente viejo, pero yo que me siento comprensivo con los que tienen que vivir aún mucho, les digo: Tienen el día disponible para ver nuestro Bayamo. Mañana trabajaremos con mayor gusto". Y el propio Calixto sirvió de guía a un grupo de jóvenes oficiales en su recorrido por los históricos lugares.

Después de Bayamo, los mambises ocuparon Manatí, Banes, Cauto Embarcadero, Palma Soriano, Puerto Padre y otras localidades. Los españoles, hostigados en su retirada, se replegaron a Santiago de Cuba, Guantánamo, Manzanillo y Holguín. Entretanto, el General Calixto orientó como estrategia la inmovilización de todas las guarniciones integristas en Oriente, en un bloqueo militar terrestre muy férreo, para incomunicar a Santiago de Cuba y preparar así exitosamente el sitio de la Ciudad Héroe.


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