Un documento de la derrota

Arnaldo Musa

Algunos se preguntarán si la República Popular Democrática de Corea se recupera de los terribles y repetidos desastres naturales de los últimos años. Para el que conozca de la historia de este pueblo, de su larga y victoriosa lucha ante avatares aún más terribles, ello no ofrece duda.

Miles de soldados norteamericanos fueron hechos prisioneros en territorio del norte coreano.

Un pueblo heroico, inteligente y laborioso no escatima esfuerzos para que su país siga siendo el de las mañanas serenas, pintoresca naturaleza y aguas limpias, inspirado en su dura lucha por la soberanía y el camino socialista durante la Gran Guerra de Liberación de la Patria, triunfante hace 45 años.

En su libro Desde el Danubio hasta el Amrok, el entonces comandante Clark, de las denominadas Fuerzas de la ONU, reconoció: "Lo que he ganado, al cumplir las instrucciones del gobierno, es mi infamia, porque soy el primer comandante norteamericano que firmé un acuerdo de armisticio, un documento de la derrota".

Desde que con su intervención causó la división de la península de Corea, Estados Unidos trató de minar el Estado socialista establecido en la República Popular Democrática, e instigó al Sur a atacar al Norte el 25 de junio de 1950.

Las unidades del Ejército Popular pasaron a la contraofensiva en todo el frente, y el 28 de junio, tres días después de iniciada la guerra, liberaron por completo a Seúl. Fue entonces que Estados Unidos introdujo directamente sus tropas y armamentos en la contienda y logró en el Consejo de Seguridad que soldados de países aliados, bajo el escudo de la ONU, se sumaran a la contienda. Los patriotas norcoreanos, a su vez, recibieron principalmente la ayuda de voluntarios chinos.

El 27 de julio de 1953, la Gran Guerra de Liberación de la Patria terminó con la histórica victoria del pueblo coreano.

Para que se tenga una noción de la magnitud de esta guerra de agresión contra la RPDC, debe conocerse que las bajas fueron 2,3 veces mayores que las de los cuatro años de contienda en el Pacífico, durante la Segunda Guerra Mundial.

La agresión yanki dejó un país en ruinas, incluida Pyongyang, la capital, donde fueron descargadas 18 bombas por kilómetro cuadrado. "Creo que una de las luchas más difíciles que hemos librado fue la de recuperarnos a partir de un montón de cenizas en la posguerra", expresó el líder coreano Kim Il Sung al valorar la hazaña de su pueblo.

 
 
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